Propuestas libros Sant Jordi 2025
¡Aquí os dejamos una selección de libros para todas las edades!
- Estoy contigo: Corion Dortfeld, se lleva a una reflexión universal y conmovedora sobre la tristeza y la empatía. Taylor vive una experiencia terrible y no sabe qué hacer. Los animales que lo aconsejan están convencidos de que tienen la solución. La gallina le dice que hable, pero Taylor no tiene ganas. El oso le recomienda que se enfade mucho, pero esto tampoco lo convence. Uno por uno, todos quieren enseñar Taylor a superar la pérdida, pero ninguno acierta la manera. Hasta que llega el conejo, le hace compañía y escucha lo que Taylor le explica. Y esto es justamente el que necesitaba. Edad recomendada: Primera infancia.
- Quan m’escolto: Elisabet Dionis y Laia Ramiro nos hacen reflexionar sobre la amistad en un cuento entrañable e inspirador. Un cuento sobre benching: dejar a alguien en el banquillo.“Cuando tenemos una relación de amistad que nos lleva más tristeza y desazón que ilusión y alegría, quizás toca revisar qué nos está pasando. La historia de Gael, Marco y Nur nos hace reflexionar sobre la amistad y el buen trato.” Edad recomendada: Primera infancia.
- Necesito un abrazo: Isabel Rojas Estapé, nos presenta un libro inspirador. Hola! Soy Neureta, la neurona exploradora. Vivo en el cerebro de Cris y mi función es ayudarla a entender sus pensamientos y emociones. En este cuento, los padres de Cris le anuncian que se irán a vivir a otra ciudad. Cómo es lógico, esto la ha puesto muy triste. Tanto, que solo tiene ganas de llorar y es incapaz de salir de este estado. Por suerte, sé cómo ayudarla con esta tristeza y convertir los pensamientos grises en momentos llenos de color. ¿Quieres saber cómo? En este libro, además de descubrir qué pasa en nuestro cuerpo cuando estamos tristes, encontraremos consejos y herramientas para actuar ante nuestras emociones. Edad recomendada: Primera infancia.
- El club de los valientes: Begoña Ibarrola nos presenta un cuento para sentir. En la escuela hay un niño más alto y fuerte que todos los otros, que se aprovecha de todo el mundo y solo piensa a usar la violencia. El resto están todos atemorizados, hasta que uno de los compañeros de la clase, se arma de valor y se enfrenta con el diálogo y la razón, y no con la fuerza. Edad recomendada: De 3 a 5 años.
- Mama, hay un monstruo en mi cabeza: Un cuento para ayudar a los niños a gestionar sus pensamientos negativos y frustraciones. Gabriel de 8 años creó este cuento para ayudar a otros niños a superar sus frustraciones y enojos cuando algo no sale del todo bien. Con este objetivo, y con la ayuda de su hermano Adrián de 5 años, creó la mayoría de las ilustraciones que aparecen en el cuento. Cuando las acabaron de dibujar, sus padres Marcos y Natalia plenos de orgullo y emoción, los ayudaron a definir el guion y publicarlo. Al final del cuento encontrarás material inédito y actividades ya probadas por Gabriel & Adrián para que los niños entiendan el ruido que tenemos todos en nuestras cabezas. Estas actividades complementan y ayudan a hacer que los niños después de la lectura interioricen este valor tan importante como la autoestima. Edad recomendada: 5 a 7 años.
- La gratitud es mi superpoder: Alicia Ortega nos hace descubrir nuestros superpoderes. La pequeña Betsy aprenderá que la felicidad se encuentra en las cosas sencillas de la vida, ya sean grandes o pequeñas. Con la ayuda de una piedra mágica, empezará a sentir gratitud por los padres, amigos y juguetes. Pero, ¿que pasa cuando a Betsy se le olvida usar la ‘magia’ de su piedra? Se da cuenta de que el poder de la gratitud se esconde en el corazón.»La Gratitud es mi Superpoder» enseña a los más pequeños a apreciar el afecto de un hogar, el tiempo que pasan jugando con los amigos y las relaciones familiares. Edad recomendada: 7- 9 años.
- Laberinto del alma: Anna Llena, nos presenta la obra más personal, íntima y delicada. Un delicioso recorrido por las emociones del ser humano, una obra descriptiva y poética al mismo tiempo, que nos ayuda a reflexionar, identificar e incluso gestionar nuestro mundo interior, nuestro laberinto.
Un camino tan complejo como apasionante. Difícil de prever, pero donde la aventura, la emoción y la imaginación están del todo aseguradas. Edad recomendada: A partir de 8 años. - Recetas de lluvia y azúcar: Eva Manzano y Mónica Gutiérrez nos traen este recetario, sirve para comerse la vida a cucharadas, para endulzar las emociones que nos acompañan cada día y para aprender a manejarlas con la imaginación como ingrediente imprescindible. Contiene recetas sobre un montón de sentimientos: el afecto, la timidez, la templanza, el miedo, la alegría, el enojo, la empatía. Pero también habla de las madrigueras, de las emociones, y de su lenguaje verbal y no verbal, incluso hay un mapa de las emociones. Edad recomendada: a partir de 9 años.
- ¿Tú, cómo estás?: Imma Pla, nos adentra en un juego emotivo, un recorrido por los sentimientos, un álbum con expresivas ilustraciones y un ingenioso final que reflejará tu sorpresa. La felicidad de Marta, el temor de Isaac o la tristeza de Rocío llenan las páginas de este divertido álbum que habla de los sentimientos. Un espejo en la última página reflejará la sorpresa de los más pequeños además de convertirlos en los auténticos protagonistas del libro. Edad recomendada: a partir de 10 años
- Esas cosas que nos pesan: Pablo R. Coca nos habla de la importancia de la salud mental. En esta novela gráfica, Occi siempre pospone el bienestar. No se deja ayudar y cree que absolutamente todo depende. Intentará camuflar todo su malestar y buscará miles de fórmulas para sacarlo. Por eso, se llamará cosas bonitas ante el espejo cada mañana, leerá numerosos libros que le dirán como tiene que vivir su vida para ser feliz, hará maratones de videos motivacionales que le repetirán una y otra vez que él es el único culpable de su sufrimiento y, por supuesto, pensará mucho en positivo. Edad recomendada: a partir de 10 años.
- Redes: Eloy Moreno nos lleva la continuación de Invisible. Emotiva, conmovedora, diferente… Redes narra, a través de los ojos de una adolescente, una historia que se ha convertido en la realidad de todos nosotros. ¿Cuántos likes vale tu felicidad? Se pasa unas cuantas horas más viendo los viajes maravillosos, los cuerpos perfectos y todos los outfits que se prueban cada día los influencers. Y se siente mal porque ella no puede llevar el ritmo de vida que ve en las redes, sabe que una felicidad así no la podrá lograr nunca. Edad recomendada: partir 12 años.
- El arte de emocionarte: Cristina Nuñez y Rafael Romero, nos presentan un recorrido a través de cuarenta emociones expresadas a través de atractivas ilustraciones, actividades y reflexiones que nos ayudarán a explorarlas. Este libro nos invita a explorar las emociones que construyen nuestra vida porque, si bien todos nosotros las experimentamos constantemente, no todos somos conscientes de los varios matices que las acompañan. Y conocerlas es un arte, un arte que nos hace tener una vida más armónica, más llena. Durante esta paseada interior, los autores nos guían, con delicadeza, en una cuarentena de emociones por medio de curiosidades, citaciones, juegos mentales… Un viaje muy entretenido que se acompaña de ilustraciones sugerentes. Edad recomendada: a partir de 12 años solo o en familia.
- Quiéreme cuando menos lo merezca… porque es cuando más lo necesito: Jaume Funes nos presenta esta guía para padres y maestros. Este libro habla de nuestras principales incertidumbres educativas. Puede ser leído en cualquier orden y se organiza en dos grandes partes. La primera intenta resumir reflexiones y criterios para convivir activamente y positivamente con los chicos y chicas adolescentes. La segunda es una aplicación práctica de cuatro grandes preocupaciones adultas: la sobreprotección, el papel de la escuela, el equilibrio emocional y la comprensión de la sociedad. Y, sobre todo, dejadlos crecer y mirar de entender que sus respuestas, aparentemente duras, no son más que mensajes ocultos para continuar sintiéndose queridos, por no descubrir la vida en soledad. Padres y maestros.
¡Esperamos que los niños/as y vosotros los disfrutáis!
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La importancia del lenguaje y su influencia en el bienestar
¿Cómo es de importante el lenguaje?
La importancia del lenguaje es innegable. Este es la base de la comunicación del ser humano, nos permite expresarnos y comprender a los otros; y, dependiendo de cómo lo utilizamos, construiremos e interpretaremos el mundo de manera diferente.
Cómo hablamos a las personas con quienes interactuamos durante el día a día y sobre todo como nos hablamos a nosotros mismos. ¿Os habéis parado a pensar nunca?
La manera de comunicarnos, nos define como personas y construye nuestra identidad, marca la diferencia en la manera que percibimos el mundo y, por tanto, nos influye en nuestra manera de actuar, de sentirnos, de relacionarnos, y sobre todo de cómo afrontamos las circunstancias de la vida.
Hay personas que con frecuencia tienen un lenguaje negativo, siempre tienen una actitud de desaliento y las cosas siempre les salen mal. Realmente creen que no tienen suerte en la vida y son desafortunados.
En cambio, hay otras personas que generalmente sonríen, muestran una actitud alegre y positiva aunque no siempre todo lo que les pasa es bueno, pero tienen un ánimo positivo. Se muestran agradecidos con lo que tienen y buscan la manera de estar bien.
Teniendo en cuenta que nos estamos imaginando a dos tipos de personas que viven situaciones de vida similares, ¿creéis que la diferencia entre unos y otros tiene que ver con el factor suerte o con factores externos?
Cada cual crea su versión de la realidad a partir de su experiencia y perspectiva personal, por lo tanto, podríamos decir que en muchos casos la diferencia la marca la actitud. El lenguaje y el uso que hacemos tiene mucho que ver en la visión que tenemos de la realidad y, sobre todo, en cómo lo afrontamos y gestionamos.
Sabiendo que el lenguaje construye nuestra realidad, usémoslo para que nos ayude a mejorar, a transformar nuestros pensamientos y deje de ser un obstáculo que nosotros mismos nos ponemos para avanzar.
Por eso hay que trabajar nuestra atención consciente, poner atención en nuestros pensamientos y preocupaciones y el relato interno o externo que hacemos de estos, porque son nuestra interpretación de la realidad, pero no la realidad en sí. A veces nos hace falta poner perspectiva a las cosas, buscar otras visiones y distanciarnos un poco emocionalmente, para poderlo afrontar con más claridad mental.
Hacer el cambio no es un trabajo fácil, es todo un proceso que requiere poner conciencia, constancia y esfuerzo. Y una rutina en la cual trabajar diariamente.
En casos donde la situación puede requerir ayuda externa, la terapia narrativa nos puede ayudar a hacerlo.
Fue creada en los años 70 por David Epston y Michael White, que la emplearon para ayudar sus pacientes a entenderse mejor a sí mismos.
Es el arte de curar o sanar a través de la palabra. Este enfoque utiliza la narración con el objetivo de reescribir la historia de vida de las personas, basándose en las interpretaciones que ellas hacen.
La base es la externalización del problema, que consiste en la separación/diferenciación del problema de la identidad de la persona. El problema es el problema y la persona es la persona.
De esta diferencia nace una gran oportunidad: la de valorar nuestros recursos. Todas las personas tenemos habilidades, creencias y valores para reducir la influencia de nuestros problemas y analizar el problema desde otra perspectiva.
Nos ayuda a poder encontrar una historia alternativa, una deconstrucción de la narrativa dominante, a favor de otra de renovada y diferente. Nos da la oportunidad de construir una nueva historia e identidad, desarrollada desde una percepción respetuosa y no culpable.
La próxima vez que nos ocupe una preocupación, pongamos atención en qué relato hagamos de esta y buscamos alternativas.
- Ponemos conciencia
- Elaboramos un discurso diferente
- Separamos problema de persona
- Pongamos preceptiva
- Buscamos las capacidades que tenemos para afrontarlo
- Reescribimos nuestra propia historia
Cambiar la narrativa que construimos alrededor de un acontecimiento nos permitirá asumir la realidad desde una perspectiva más positiva, regular nuestro comportamiento y nuestras emociones y buscar soluciones que nos aporten mayor bienestar.
Un artículo de:
Lidia Borrell
Educadora social, terapeuta familiar y técnica del Programa Komtü.
Como explicar la muerte a un niño/a
A pesar de que forma parte del ciclo de la vida, en general la idea de la muerte todavía nos da tanto respeto que la queremos bien lejos nuestro. Y cuando esta muerte se la tenemos que explicar a nuestros hijos e hijas, todavía se nos hace más complejo. En este artículo veremos unas pautas básicas para poder acompañar saludablemente este tránsito doloroso, pero necesario, que es el de explicar la muerte de un ser querido a un niño.
De inicio, y esto sirve para cualquier edad del niño, lo que es más importante es que esta noticia se la den los padres, y a falta de ellos, las personas emocionalmente más próximas. El contexto es importante: siempre que sea posible, es aconsejable que le den la noticia cuanto antes mejor, en un lugar seguro y tranquilo (su habitación, por ejemplo), y de día –para dar tiempo a gestionar la tristeza-. Lo mejor es que podamos acompañar a los niños a transitar esta fase con naturalidad, expresando, tanto ellos como nosotros mismos, las emociones que pueden estar presentes, permitiendo el llanto, la tristeza, la añoranza, etc. Cada niño necesita su tiempo, y hay que respetarlo.
En los niños más pequeños (2-8 años) también es importando el tipo de lenguaje que empleamos. Hace falta que este sea cariñoso, claro y sencillo. Podemos iniciar la conversación con un “tengo que explicarte una cosa muy triste”, utilizando expresamente la palabra “muerto” y evitando los eufemismos “se ha ido al cielo”, “se ha dormido por siempre jamás”, (algunos niños pueden desarrollar fobia al dormir) dejando claro que no lo podrán volver a ver más.
Algunos niños pueden sentirse culpables de esta muerte “si me hubiera llevado mejor estaría vivo”, por lo cual es muy adecuado, sobre todo en etapas más tempranas (2-6 años), dejar claro que esta muerte no tiene nada que ver con ellos y que no es responsabilidad suya que aquella persona haya muerto.
Los niños aprecian mucho las rutinas, les hacen sentir seguros y confiados en el entorno, por lo tanto, pasado el momento del anuncio, es indicado que la casa vuelva a su normalidad en lo posible (horarios de las comidas, momento del baño o del juego, etc.). De este modo, también les estamos dando el mensaje que la vida continúa y que ellos continuarán estando muy atendidos.
En el supuesto de que sea la mascota la que ha muerto, los pasos a seguir también continuarán siendo los mismos. El vínculo que un niño establece con su mascota es muy especial y de profundo afecto, por lo tanto, hará falta también dar un espacio respetuoso y amplio para poder gestionar esta pérdida.
Respecto a la duda sobre si es adecuado o no que vayan al tanatorio, lo mejor es preguntar directamente al niño si quieren ir, explicando qué es lo que se encontrarán y también que estarán acompañados en todo momento. Lo mismo aplica a si quieren entrar a ver el difunto: hay que preguntar, y en caso de que la respuesta sea afirmativa, explicar con qué situación se encontrará y que estará acompañado. Preferiblemente, habrá que buscar momentos de poca afluencia de visitantes para poder prestarle toda la atención que necesite.
En caso de que la muerte se produzca en periodo escolar, es muy recomendable ponerse en contacto con el tutor/a para que pueda hacer un acompañamiento desde el aula, así como observar posibles reacciones en el niño que sean preocupantes.
En definitiva, acompañar a un niño/a a transitar el luto por la muerte de un ser querido es un acto educativo en toda regla. Le estamos enseñando a integrar la muerte como parte del ciclo de la vida, y que las manifestaciones de las emociones son permitidas, bienvenidas y acompañadas de afecto y comprensión, siendo este uno de los muchos “regalos intangibles” que podemos hacer a nuestros hijos en el decurso de su niñez.
Un artículo de:
Irene de Luis Suárez
Psicóloga, terapeuta familiar y técnica del Programa Komtü.
Películas recomendadas para niños/as de 6 a 12 años
Aquí os dejamos una selección de películas que se han estrenado últimamente, perfectas para disfrutar en familia. ¡Una excelente oportunidad para pasar tiempos juntos, compartir y aprender un montón de cosas nuevas!
- Inside Out 2 (Del Revés 2): Las nuevas emociones de la adolescencia de Riley: «Inside Out 2» es la secuela de la famosa película de Mear. Ahora seguimos a *Riley, quien está entrando en la adolescencia, un momento lleno de emociones complicadas. En esta película, aprenderemos a reconocer y manejar estos sentimientos con mucho de humor y ternura, tal como lo hizo la primera película. Es perfecta para habla con los niños sobre sus propias emociones. Edad recomendada: Todos los públicos.
- Mufasa: El Rey León – La infancia de un líder: En esta película, descubrimos como era Mufasa de joven y como se formó como líder. La historia también nos muestra la relación entre Mufasa y su hermano Scar, y como los acontecimientos que vivieron los marcaron por siempre jamás. Es una excelente oportunidad para habla con los niños sobre la importancia de la empatía y resolver los problemas de manera pacífica.Edad recomendada: Todos los públicos
- Gru 4: Mi villano preferido vuelve con sus Minions: Los Minions vuelven! En «Gru 4», Gru y sus divertidos Minions nos traen nuevas travesuras y aventuras. A través de sus historias, los niños aprenderán sobre el valor de la familia, la lealtad y la importancia de ser un mismo. Una película llena de risas para toda la familia!Edad recomendada: Todos los públicos
- Orió y la oscuridad: En esta película, Orió, un niño que tiene miedo a la oscuridad, vivirá una aventura con la misma oscuridad que cobra vida para enseñarle que no hay nada que temer. Es una historia sobre cómo enfrentamos nuestros miedos y crecemos como personas. Edad recomendada: Todos los públicos
- Flow: Esta película de animación sin palabras explica la historia de un gato que intenta sobrevivir a una gran inundación. Aunque tiene momentos de tensión, también transmite un mensaje de esperanza y la importancia de ayudarnos los unos a los otros en los tiempos difíciles. Es una película que mostrará a los niños como, a pesar de las adversidades, siempre hay una manera de seguir adelante.Edad recomendada: Todos los públicos
- Robot Salvaje: «Robot Salvaje» es una película de aventura y ciencia ficción que sigue la historia de un niño llamado Zack, quien descubre un robot con una inteligencia artificial avanzada, que, aunque tiene una apariencia de máquina, posee sentimientos y emociones. Juntos, Zack y el robot, enfrentan varios desafíos mientras aprenden sobre el valor de la amistad, la confianza y la valentía. Es una película ideal para toda la familia, con un mensaje positivo sobre el trabajo en equipo, la empatía y la importancia de aceptar a los otros, sin importar sus diferencias. Con efectos visuales impresionantes y una trama emocionante, «Robot Salvaje» cautivará tanto a niños como adultos. A lo largo de la película, se exploran temas de tecnología y moralidad, lo cual la convierte en una opción reflexiva y entretenida para ver en familia. Edad recomendada: Todos los públicos
- 20,000 Especies de Abejas: 20,000 Especies de Abejas es una película muy especial que toca temas importantes como la identidad y la aceptación. La historia sigue a Aitana, una niña que empieza a darse cuenta de quién es realmente, en un entorno donde sus padres no entienden del todo lo que está pasando. A medida que Aitana va descubriendo su identidad, la película nos muestra como, a veces, las familias necesitan aprender a aceptar y apoyar a sus seres queridos tal como son. Es una película que invita a reflexionar sobre el respeto, la comprensión y la importancia de ser un mismo. Una opción perfecta para hablar sobre la diversidad y el amor incondicional! Edad recomendada: + 7 años
- La joven y el mar: La historia de Trudy Ederle, la primera mujer en cruzar nadando el Canal de la Mancha, es un ejemplo de valentía y superación. Enfrentándose al sexismo y a las dudas de la sociedad, Trudy demuestra que las mujeres también tienen derecho a destacar en el deporte. La película resalta el vínculo familiar, especialmente la relación con su hermana, que siempre está a su lado en los momentos más difíciles. Aunque el lenguaje es suave y el contenido para adultos es mínimo, la película es muy emotiva y muestra la fuerza de una mujer luchadora que desafió las expectativas de su tiempo. Edad recomendada: + 9 años
Documentales
Luto y hace sol (2004)
«Luto y hace sol» es un documental muy especial que ayuda los niños y a las familias a entender las emociones y la importancia de ser fuertes ante las dificultades de la vida. A través de las historias de varios niños y adolescentes de diferentes lugares del mundo, la película muestra como todos enfrentamos momentos difíciles, pero también como siempre llega la esperanza y la luz después de estos momentos oscuros.
Con bellas imágenes que combinan la naturaleza y las estaciones del año, el documental nos invita a reflexionar sobre como el dolor y la felicidad pueden coexistir en nuestras vidas, enseñándonos que todo pasa, y siempre hay un nuevo comienzo. Es una película perfecta para abrir conversaciones en familia sobre como manejar las emociones y apoyarnos los unos a los otros.
Edad recomendada: + 8 anys
Recomendaciones para adolescentes y para disfrutar en familia
Si estás buscando películas o documentales que inviten a la reflexión y generen conversaciones importantes en familia, estas opciones son perfectas. Cada una de ellas ofrece un vistazo a temas profundos y conmovedores, ideales para adolescentes y adultos.
- El 47: «El 47» narra la historia real de Manolo Vital, un conductor de autobús que, en 1978, decidió rebelarse contra una mentira del Ayuntamiento de Barcelona. Aquel año, las autoridades decían que los autobuses no podían subir las empinadas subidas de Torre Baró, un barrio popular de la ciudad. Manolo, en un acto de valentía y lucha, tomó el control del autobús de la línea 47 para demostrar que sí que era posible. Este acto simbólico no solo cuestionó la mentira, sino que también inspiró en toda una comunidad a unirse y defender su barrio. Es una película que resalta valores como la solidaridad, la valentía y la importancia de la comunidad. Ideal para ver en familia, especialmente con adolescentes, puesto que ofrece una lección de como las acciones de unas pocas personas pueden generar grandes cambios. Edad recomendada: + 7 años
- Kingdom of the Planet of the Apes (El Reino del Planeta de los Simios): Esta película nos lleva a un futuro lejano, donde los simios viven en clanes. A través de la acción y la aventura, se tocan temas importantes como la cooperación y la justicia. Con unos efectos visuales impresionantes, es ideal para los más grandes de la familia, que disfrutarán tanto de la trama como de la reflexión sobre la convivencia entre especies. Edad recomendada: + 12 años
- Fuera de mí: Basada en el best seller de Sharon Draper, “Fuera de mí” nos narra la historia de Melody, una joven con parálisis cerebral que lucha para ser escuchada. Aunque no puede hablar ni moverse con facilidad, Melody está decidida a estar en una clase regular, hacer amigos y aprender como cualquier otro. A lo largo de la película, veremos como afronta las dificultades que surgen a causa de la incomprensión y rechazo de otros, mientras mantiene una actitud positiva. La historia es profunda y cargada de emoción, tocando temas como la perseverancia, el respeto y la importancia de no subestimar a los otros. Es una excelente opción para enseñar a los niños y adolescentes sobre la empatía y la paciencia. Edad recomendada: + 12 años
- Creciendo juntos: Este drama nos lleva en los años 90 en Chicago, a las viviendas de Cabrini-Green, donde dos chicos negros enfrentan los retos de crecer en un entorno difícil. La película muestra como los niños, a pesar de las adversidades, consiguen mantener su inocencia y esperanza. Aunque trata temas como la violencia armada, la pobreza y la discriminación racial, Creciendo juntos también celebra la magia de la niñez y la imaginación. Es una historia poderosa que invita a reflexionar sobre como las experiencias traumáticas pueden marcar la vida de un niño, pero también sobre como la esperanza y la creatividad pueden ayudar a soportarlo. Edad recomendada: + 12 años
- La Barbie Negra: Este documental aborda el impacto del racismo y la discriminación a través de las historias de mujeres negras que comparten sus experiencias y como las muñecas “Barbie” negras ayudaron a visibilizar a la comunidad afroamericana. A lo largo de la película, se examinan los efectos del racismo, incluyendo la violencia racial y la brutalidad policial, pero también se celebran las historias de perseverancia y superación. Es una película ideal para habla con los adolescentes sobre el racismo, la importancia de la representación y el poder de la comunidad.Edad recomendada: + 14 años
- Will & Harper: En este documental, los protagonistas Will Ferrell y Harper Steele abordan temas complejos como la dismorfia de género, la transición y las dificultades emocionales que atraviesa Harper al sentirse atrapada en un cuerpo que no es el suyo. La película trata temas delicados, como los pensamientos suicidas, la discriminación y la lucha para encontrar aceptación en una sociedad que no siempre comprende a las personas transgénero. Aunque algunos momentos pueden ser intensos, la película muestra un viaje de valentía, amistad y empatía. Es una excelente opción para fomentar el entendimiento sobre la diversidad de género y el apoyo a las personas trans. Edad recomendada: + 14 años
- Casa en Llamas: La Casa en Llamas es una película que sigue a Montse, una mujer que está muy emocionada porque, por fin, pasará un fin de semana en familia en su casa de Cadaqués. Aunque está divorciada desde hace tiempo y sus hijos ya tienen sus propias vidas, está decidida a disfrutar de este momento al máximo, sin importar lo que suceda al largo de la película, Montse intenta recuperar la conexión con su familia, pero las cosas no salen como ella esperaba. En su búsqueda de un fin de semana perfecto, las situaciones se van complicando, llevando a momentos de caos y hasta un pequeño incendio… literalmente! Es una historia divertida, pero también emocional, sobre las expectativas, la familia y como, a veces, las cosas no salen como uno quiere, pero al final todo puede tener un toque de humor y aprendizaje. La película es perfecta para disfrutar en familia, mostrando que las relaciones familiares pueden ser complicadas, pero siempre hay espacio para el amor, la reconciliación y un poco de caos cómico. Ideal para ver con adolescentes, puesto que ofrece tanto momentos de reflexión como de risa. Edad recomendada: + 16 años
Consejos para las familias
Después de ver una película, es genial reflexionar sobre el que nos ha llegado de forma conjunta. Aquí te dejamos algunas preguntas para abrir un diálogo en familia:
- ¿Os ha gustado la película?
- ¿Qué es lo que más os ha llamado la atención?
- ¿Qué valores habéis aprendido de la historia?
- ¿Os ha ayudado a ver las cosas de una manera diferente?
- ¿Cómo podemos aplicar lo aprendido en nuestra vida diaria?
Esperamos que disfrutéis mucho de estas películas y que paséis momentos especiales en familia!
Como potenciar la iniciativa en los niños/as
Tenemos hijos, los queremos y educamos.
Educar requiere buscar un equilibrio entre muchos aspectos… la libertad y poner límites, tener cura y hacer que sean autónomos, responsabilizarles y dejarles ser niños disfrutando, etc. Y este equilibrio es clave. Tanto madre como padre lo mantienen, cada uno a su manera dando más relevancia a aquellos valores y habilidades que creen más importantes.
Niños y niñas con iniciativa
De los diferentes aspectos en que tenemos que incidir en la educación, hoy os proponemos hablar de potenciar la iniciativa en los niños y niñas. Ayudarles a tener iniciativa requiere estar muy presentes.
La iniciativa está relacionada con diferentes aspectos: la motivación, la curiosidad, la estimulación que ha recibido un niño, la imaginación….
La palabra Iniciativa viene del latín “initium”, principio. Es el ímpetu o el primer paso hacia una acción. La iniciativa en términos generales también se refiere a la capacidad de una persona para actuar por sí misma, para tomar decisiones, para ser emprendedora.
Por qué es importante desarrollar la iniciativa?
Un niño con iniciativa es un niño que juega, que crea, que imagina, que propone, que motiva a los otros, que disfruta, que aprende haciendo, que aprende construyendo, que explora.
Desarrollar la iniciativa tiene dos ventajas importantes:
La primera es que disfruta de aquello que hace, ya que está conectado con sus intereses, con aquello que le gusta hacer, y lo explota tanto como puede.
Es de las primeras cosas que queremos que experimente un niño, disfrutar por el hecho mismo de ser feliz. Pero además una cosa lleva a la otra y si lo pasa bien haciendo algo lo querrá repetir.
La segunda es que desarrolla una serie de habilidades y potencialidades que le serán muy útiles en su vida de estudiante, profesional y en su interacción social en general.
El proceso de aprendizaje que hace un niño desarrollando sus intereses hace que por consiguiente mejore su autoestima, puesto que se sienten seguros, creen en sus capacidades, muestran confianza en los otros y colaboran en el trabajo en equipo, adquieren más facilidad para adaptarse a los cambios, actúan proactivamente, son ingeniosos…
Como potenciar la iniciativa
Nuestras tareas son dos: estimularles, dándoles a conocer todo lo que podamos, poner a su alcance actividades diversas y muy diferentes para que él o ella puedan experimentar y estar receptivos a aquellas que le desvelen más interés.
Según lo que le ponemos delante, haremos despertar su curiosidad, facilitaremos que quiera investigar, que quiera moverse, que se marque retos. Los intereses de un niño pueden ir en diferentes direcciones: intereses intelectuales, deportivos, creativos, lúdicos. Él no los diferencia, pero vaya donde vaya, esta diversidad de intereses hará que el niño, sin darse cuenta, vaya logrando retos y que un reto le lleve a otro.
La riqueza de estímulos lo ayudará a poder escoger: “si conozco muchas cosas, tengo más posibilidades de encontrar aquella que realmente me gusta, me interesa o me apasiona”.
“Pero tenemos muchos ejemplos”: El niño o adolescente que está en casa y ve la ropa para extender y se levanta a hacerlo, o el niño que se espera que le pidan, o el niño que siente que acaba la lavadora y se va a solas a sacar la ropa para extenderla, son diferentes niveles de iniciativa (a pesar de que un ejemplo relacionado con las tareas es muy osado, y no siempre tenemos éxito).
El niño que en la escuela cuando trabaja un tema concreto que le interesa llega a casa y explica lo que ha trabajado, busca información, lee, busca una exposición o cine relacionado con el tema, comparte con la familia o amigos, genera.
El niño que en la montaña, coge palos, piedras, salta, observa pájaros, plantas, explora, construye una cabaña, mira con unos prismáticos.
El niño que crea, el niño artista, con colores, con pintura, con construcciones, con materiales diversos, construyendo su obra.
Un niño que en un trabajo en equipo colabora al organizar las tareas.
Un niño que jugando es capaz de imaginar, de crear una aventura, un juego, una combinación artística.
Para dar a conocer este universo de estímulos, tenemos al alcance museos, natura, deporte, teatro y cine, exposiciones, pero también tenemos nuestra casa, nuestro pueblo o barrio, el entorno más próximo. En casa podemos ofrecer diferentes tipos de juego (el juego simbólico, juegos de moverse, juegos de pensar). Podemos crear ofreciendo materiales diferentes, podemos hacer experimentos con enseres de la cocina, podemos tocar instrumentos musicales, podemos bailar, podemos debatir, construir un robot, hacer un mural, leer, hacer un disfraz, hacer una maqueta. Podemos salir al parque y movernos y compartir con los amigos, podemos aprovechar los entornos naturales más próximos para observarlos, conocerlos, jugar o hacer deporte.
La cantidad de estímulos es tan grande y diversa como imaginación tengamos los adultos referentes de estos niños. A los niños los gustará compartir nuestras aficiones también y quizás algunas acabarán siendo las suyas.
La acción lleva a la acción.
El efecto contrario, la no estimulación, lleva a la apatía. En el momento actual hemos debatido y debatiremos todavía sobre el uso de las tecnologías, es un aspecto que está bastante relacionado con el desarrollo de la capacidad de tener iniciativa en el niño. Hay muchas maneras de utilizarlas y un niño con intereses diversos y un buen acompañamiento puede hacer un buen uso. El empleo únicamente lúdico sin acompañamiento de hábitos horarios y contenido, llevado al extremo, nos puede llevar a la apatía, lo contrario del que perseguimos, por este efecto adictivo que tienen las pantallas. El niño ve y vive que hacen los otros a través de la pantalla, pero pocas veces los motiva a la acción, vive las aventuras de los otros, pero no crea la suya.
Este paso que la pantalla no nos da es la motivación que los adultos tenemos que encender en los niños y adolescentes. También es cierto que internet nos ofrece una gran cantidad de recursos para que los adultos podamos coger ideas para ofrecer después un abanico muy diverso de actividades a nuestros niños.
Cualquier pequeño juguete puede ser arte, puede ser una aventura, puede ser diversión.
Un artículo de:
Mireia Planells
Terapeuta familiar, educadora social y técnica del Programa Komtü.
Cuidarnos también es cuidar a los que nos rodean
Desde el programa Komtü tenemos claro nuestro objetivo: promover el bienestar de los niños y niñas.
Y con este objetivo, tenemos también claro que para que los ellos/as estén bien, hace falta que los adultos que los acompañamos estemos también bien. Y esto, a pesar de que todos lo entendemos, no siempre nos es fácil llevarlo a la práctica.
Nos puede parecer que pensar en nuestro propio bienestar es egoísta, que nos damos más importancia que al resto, que nos ponemos por delante de los niños o compañeros… Cuando, si lo hacemos con cuidado, al cuidarme cuido también de quienes me rodean.
Veamos por qué:
- Los niños aprenden de aquello que nos ven hacer, no de lo que les decimos que hagan.
Si yo se los digo a mis hijos o a mis alumnos que se cuiden, que expresar las emociones es saludable, que es importante que tengan aficiones, pero a mí me ven todo el día trabajando, yendo arriba y abajo, o estirada en el sofá mirando el móvil, o cerrada en mí misma sin querer hablar del lo que me pasa… lo que les estoy diciendo en realidad es que no se cuiden.
Las palabras están vacías de contenido si no son coherentes con nuestros actos. Hacer aquello que pensamos y sentimos, y sentir aquello que hacemos, nos ayudará a estar mejor, y también ayudará a los niños (y adultos) que nos rodean a que ellos lo puedan hacer. - Cuidarme me ayuda a sentirme mejor, y, por tanto, a estar más disponible (y a poder cuidar con mayor calidad).
- Si yo estoy bien, mi entorno lo notará y, por lo tanto, es más fácil que también esté bien. En el mundo social hablamos de activo de bienestar cuando hay algo (una persona, un recurso, una actividad, una equipación…) que genera salud y bienestar. Cuando me cuido, me dedico tiempo, hago aquello que me gusta y me siento mejor, estoy de más buen humor… Cuando me cuido me convierto en un activo de bienestar para mi entorno.
Así pues, ¿cómo nos podemos cuidar? Esta es una pregunta difícil de responder porque aquello que nos hace sentir bien a cada uno de nosotros puede ser muy diverso. No hay una recomendación universal dado que hay quién necesitará parar y hacer yoga y quien agradecerá salir a la montaña a hacer deporte de intensidad.
Querría poner el foco en tres ejes donde la importancia no está en lo que hacemos sino en sí aquello que hacemos atiende tres aspectos diferentes de nuestra vida (no están escritos por orden de importancia):
- Cuidarme es dedicarme tiempo: hacer cosas que me gustan, me llenan y me reconfortan. Aquí es válido tanto quedarme en casa sola leyendo un libro como ir a hacer deporte, hacer una quedada con unas amigas o ir a tomar algo con compañeros del trabajo.
- Cuidarme es también cuidarnos con aquellas personas que nos son próximas: ir a cenar un día solo con la pareja y poder tener una conversación de adultos, hacer una sesión de cine en familia en casa con cena especial y palomitas, o hacer una tarde a solas con mi hijo/hija haciendo algo que nos guste, podrían ser ejemplos que entrarían en esta categoría. Dedicarnos tiempo a estar bien, a hacer cosas que a todos nos gustan, fortalece nuestros vínculos y nos genera bienestar. Es también un anclaje positivo al cual podremos recorrer en momentos donde las cosas no vayan tan bien.
- Cuidarme es también abrirme al mundo y a las personas que me rodean: tener un grupo de amigos con quienes te ves/hablas con regularidad, una comunidad en la cual te sientes implicada, un trabajo que te gusta y te llena profesionalmente….
Para resumir estos tres ejes podría decir que atienden tres espacios: yo conmigo, yo contigo, yo con el mundo.
Un artículo de:
Anna Rallo
Psicopedagoga y técnica del Programa Komtü.
Beneficios socioemocionales del apadrinamiento entre alumnos
Son muchas las escuelas que, entre otras propuestas educativas, destinan un espacio semanal al apadrinamiento entre alumnos de diferentes cursos del centro. El apadrinamiento escolar se puede describir como una actividad cooperativa que se realiza en parejas formadas por alumnos de un curso de más edad que hacen de padrinos a los alumnos de unos cursos más pequeños, que se acostumbran a denominar ahijados. El hecho de ser padrino, por ejemplo de lectura, representa que el alumno de más edad adquiere el compromiso principal de velar por el aprendizaje, en este caso lector, de su ahijado. Por lo tanto, lo ayudaría y lo acompañaría, siempre bajo la supervisión del docente, en el proceso de aprender a leer, a la vez que miraría de encomendarle el gusto por la lectura animándolo a escoger sus lecturas preferidas, por ejemplo. El hecho que se trate de un igual de la escuela algo más mayor quién hace este acompañamiento hace que la propuesta adquiera unos rasgos diferenciales, tanto para los más mayores como para los más pequeños del centro.
Como ya podéis imaginar, los beneficios de esta actividad son muchos, puesto que además de los aprendizajes de carácter más puramente académicos como el logro de la lectura, siguiendo el ejemplo, hay una serie de competencias socioemocionales que también se trabajan con esta propuesta. Y en estos beneficios socioemocionales es donde nos pararemos y los describiremos a continuación.
En primer lugar, es evidente que uno de sus beneficios es la mejora de la competencia comunicativa tanto de ahijados como de padrinos, y especialmente la comunicación asertiva entre el alumnado de diferentes etapas del centro. Entendemos por comunicación asertiva aquella que requiere una escucha activa entre las personas, en este caso entre los alumnos de diferentes edades, puesto que el acuerdo, los diferentes gustos e intereses y el ritmo que necesita cada cual tendrá que ser comunicado de manera respetuosa, favoreciendo de este modo también la empatía entre compañeros y compañeras. El hecho de poderse “poner” en los zapatos de los otros, entender que quizás no a todo el mundo nos gustan las mismas cosas o tenemos intereses diferentes, o incluso que el ritmo de aprendizaje y los procesos mentales pueden ser diferentes en cada uno de nosotros (aquí también influye la etapa de desarrollo en que se encuentra cada niño), es un aprendizaje significativo que podemos favorecer a través de esta propuesta.
Con esta iniciativa también se pueden observar a medio y largo plazo mejoras en el aumento de la responsabilidad personal, la ayuda y la cooperación más allá del aula. El apadrinamiento requiere el desarrollo de una serie de competencias que después se podrán transferir a otros ámbitos de la vida. Los niños y jóvenes quizás tendrán que escuchar ideas y opiniones diferentes de las suyas; habrá que cooperar para lograr el objetivo común propuesto se tendrán que ayudar y necesitarán en muchas ocasiones comprender al otro si quieren establecer una relación de aprendizaje y crecimiento compartido.
Por otro lado, el apadrinamiento entre el alumnado requerirá en muchas ocasiones resolver pequeños conflictos y dificultades de forma positiva. Para hacerlo, habrá que trabajar con el alumnado la capacidad de reconocer las propias emociones y sentimientos, identificarlas, regularlas y expresarlas al otro, ya sea al mismo padrino/ahijado o a los maestros encargados del acompañamiento en este espacio. Por lo tanto, a menudo habrá que poner en marcha muchas de las habilidades socioemocionales que nos permiten establecer unas relaciones saludables con nosotros mismos y con los otros, como el respeto, la confianza o la tolerancia.
Cómo hemos visto, son muchas las capacidades que podemos trabajar a partir de esta propuesta educativa. Es evidente que en la hora de ponerla en marcha en la escuela habrá detrás unos objetivos y unas competencias determinadas que queremos que los alumnos adquieran y desarrollen. Pero habrá otras que quizás en un primer momento no nos planteamos en nuestra planificación como profesionales que después observamos y detectamos como beneficios, podríamos decir, inesperados: a consecuencia de todo este trabajo mejora la convivencia en el centro, puesto que se generan unas relaciones singulares entre padrinos y ahijados que facilitan la prevención de conflictos en el centro al generarse y propiciarse un sentimiento de pertenencia y comunidad. De forma casi espontánea, observamos el agradecimiento entre el alumnado de los momentos compartidos a lo largo de las sesiones; el cuidado y el aprecio más sincero entre los más mayores y los más pequeños de la escuela; la importancia del ejemplo, referencia e inspiración que podemos dar a los otros y el desarrollo del sentimiento de pertenencia, puesto que todos y todas formamos parte de la comunidad escolar.
Y esto no es todo. Como ya hemos apuntado antes, a veces obtenemos beneficios inesperados de esta u otras prácticas que impulsamos en la escuela, y no solo en el alumnado. En este caso, resulta evidente que los maestros de diferentes cursos (a menudo profesionales de diferentes etapas que no suelen coincidir más allá de momentos puntuales a lo largo del curso) tendrán que coordinarse y compartir durante un rato un espacio educativo. Por lo tanto, con esta práctica planificada también podemos favorecer la relación y aprendizaje de los diferentes profesionales de la escuela. Incluso, si lo estructuramos debidamente, podemos propiciar feedback entre compañeros y compañeras de profesión que ayude a reflexionar y enriquezca nuestra praxis educativa.
Referencias
Azorín, C. M. (2017). El apadrinamiento lector entre estudiantes. Una estrategia favorecedora de la inclusión en la escuela. Ocnos. Revista De Estudios Sobre Lectura, 16(2), 27–36. https://doi.org/10.18239/ocnos_2017.16.2.1402
Sanahuja- Ribés, A. (2023). Estudio de caso sobre la estrategia del apadrinamiento lector: Fomentando una educación inclusiva . Ocnos. Revista De Estudios Sobre Lectura, 22(2). https://doi.org/10.18239/ocnos_2023.22.2.342
Alvarez-Rementeria,M ; Darretxe,L ; Arotegui-Barandica,I. (2022). El apadrinamiento lector como estrategia inclusiva en la escuela: fundamentos y claves para la implementación. Revista MAMAKUNA, 18, 78-89. https://revistas.unae.edu.ec/index.php/mamakuna/article/view/649/582
Un artículo de:
Joan Ronzano
Psicólogo, educador social y técnico del Programa Komtü.
¿Reconectamos?
Todos hemos ido a un restaurante a cena y hemos visto cómo se entretienen los niños mientras los adultos hablamos. ¿Podéis cerrar los ojos y visualizar la imagen? Ahora vamos hacia atrás, ¿recordáis cuando vosotros erais pequeños? ¿Con que jugabais cuando ibais a un restaurante, esperabais al médico para ser atendidos o hacíais cola para entrar a algún lugar?
Seguramente la imagen es bien diferente. Os invitamos a buscar las 7 diferencias entre las dos situaciones, como aquellos juegos típicos que todos conocemos.
- ¿Dónde miran los niños?
- ¿Con quién hablan los niños?
- ¿Con quién hablan los adultos?
- ¿Quién está conectado con quién o qué?
- ¿Qué aprendizaje crees que se está generando?
- ¿Qué emoción genera en tú esta imagen?
- ¿Cuál crees que genera en los niños?
Continuamos visualizando. Ahora imagina que estás a un restaurante, con un amigo o tu pareja, o hasta tú a solas, y vas con uno o varios niños. Al cabo de un rato: “me aburro!”, “¿qué hacemos ahora? O incluso empiezan a discutir entre ellos. ¿Qué podríamos hacer en una situación así?
Podemos hacer tantos juegos como queramos. Solo necesitaremos una libreta y un lápiz, o si no llevamos, una servilleta de papel y un bolígrafo que llevemos encima, o que fácilmente nos pueden dejar. Os proponemos juegos que fomenten la mirada mutua a los ojos, el contacto táctil entre las personas, la sonrisa, puesto que todo esto aumentará nuestro vínculo y conexión, y la calidad de este.
- Juegos como “el ahorcado” que podemos transformar en una bonita mariposa que iremos construyendo paso a paso con cada letra fallada.
- Reto de palabras temáticas. Dibujamos una tabla dónde en las columnas ponemos: país, comida, nombre, animal, etc. y a las filas ponemos letras, ej. A: Alemania; Anacardos; Angel; Abeja.
- El juego de las palabras escondidas. Buscar qué palabras podemos formar con algunas letras de palabras escritas en una lista, ej. campana= mapa; cana; campo…
- El juego de palabras encadenadas. Continuamos creando palabras a partir de la última letra: avión; oveja; esconder; río…
¿Y si tienen menos de seis años? Podemos jugar a dibujar el que queramos, y el otro tiene que adivinar qué ha dibujado; proponemos dibujar frutas de color rojo, o amarillo, o naranja; podemos jugar al “veo veo una cosita roja…”; podemos llevar un muñeco y jugar a hacer juego simbólico al restaurante: damos de comer al bebé, le cambiamos el pañal, lo ponemos a dormir, etc.
Con todos estos juegos estaremos trabajando la conexión, el desarrollo de la atención, la concentración, la gestión de la espera, la creatividad… y no necesita recargarse ni wifi!!!!
Y a vosotros, ¿qué otras ideas os han funcionado?
Un artículo de:
Rebeca López
Psicóloga, terapeuta familiar y técnica del Programa Komtü.
Hábitos y rutinas de vuelta en la escuela 2024 - 2025
Después de unos meses de verano donde hemos podido disfrutar del relax que comportan las vacaciones, donde los horarios, las rutinas diarias, los hábitos se desdibujan (y suerte que lo podemos hacer!), nos acercamos al inicio de curso y lógicamente nos toca poner “orden” al ritmo veraniego. Los adultos ya lo hemos ido haciendo y, si no lo hemos necesitado, sabemos qué tenemos que hacer cuando nos tengamos que volver a la rutina. Nos costará, pero acabamos entrando. Nuestros hijos e hijas también acaban entrando, pero para hacerlo más “amigable”, para que les sea más agradable este final de verano y el inicio de las rutinas que comporta el curso escolar y otras actividades, os proponemos varías actividades, ideas a tener en cuenta, a llevar a cabo con los niños y niñas, para que esta entrada sea agradable e incluso, divertida.
Ideas a tener en cuenta, para que esta entrada sea agradable e incluso, divertida.
Lluvia de ideas de rutinas: pide a tus hijos/as que hagan una lluvia de ideas de aquellas rutinas que creen que son importantes para la vuelta a la escuela. Podéis ir apuntando todas las propuestas en una pizarra o una hoja de papel.
Con esta lluvia de ideas conjuntas podemos reconocer cuáles son las inquietudes, preocupaciones, motivaciones que puede estar experimentando nuestro hijo/a y también compartir las que sentimos nosotros como adultos,….
Calendario con días restantes: los niños no tienen la misma concepción de espacio y tiempo que tenemos los adultos. Por lo tanto, a veces puede ser complicado entender cuántos días faltan para que llegue un acontecimiento.
Una buena propuesta para ir recordando y trabajando con ellos y ellas los días de la semana, matemáticas y la concepción del espacio y el tiempo puede ser elaborar un calendario, donde de forma conjunta marcamos el día en que se produce el acontecimiento importante y posteriormente vayamos marcando los días que faltan para llegar a esta fecha.
Además, podemos poner en este calendario alguna pregunta que nos ayude a saber cómo lo está viviendo nuestro hijo/a, algún ejemplo puede ser:
- ¿Cómo te hace sentir ver que quedan 3 días para volver a la escuela?
- ¿A quién tienes ganas de ver?
- ¿Cómo te imaginas que será tu nueva clase?
- ¿Qué es importante para ti ese día?
Con esta lluvia de ideas conjuntas podemos reconocer cuáles son las inquietudes, preocupaciones, motivaciones que puede estar experimentando nuestro hijo/a y también compartir las que sentimos nosotros como adultos.
Preparar la mochila con anterioridad: otra propuesta muy sencilla es preparar la mochila con anterioridad. Lo podemos hacer un día o la tarde antes de volver a la escuela.
Para hacerlo tendremos que mirar qué puede necesitar el primer día, seguramente todavía no tendremos el horario disponible, así que adentro de la mochila podemos poner:
- El librito con las tareas de verano
- Un estuche con el material necesario
- Una libreta
- Una carpeta
- Una botella con agua
A la vez también podemos aprovechar este espacio para continuar compartiendo momentos y continuar conociendo nuestro hijo/a. Por lo tanto, también el/la podemos acompañar a llenar esta mochila con:
- Un recuerdo que quieras compartir con tus compañeros/as de este verano
- Una emoción que estés sentido antes de ir a la escuela
- La emoción que te gustaría empezar este nuevo curso
- Un deseo por este nuevo curso escolar
Volver poco a poco a las rutinas que seguimos durante el curso escolar: los cambios nos generan “movimiento” a todas y todos, por eso es importante que estos no acostumbren a ser repentinos y los pueda ir viviendo y sintiendo despacio.
A los niños los sucede el mismo, un cambio o una vuelta a una rutina, de forma repentina, les genera un impacto que les puede ser difícil de asimilar, además del impacto emocional que conlleva.
Para acompañar en este cambio, esta vuelta a la rutina, nos puede ayudar como padres /madres y tutores/as ir volviendo progresivamente a las rutinas y los horarios que teníamos marcados durante la época escolar.
Una semana, máximo dos, antes del inicio escolar, nos podemos sentar con nuestros hijos e hijas y de forma conjunta, hablar y recordar qué eran las responsabilidades y los horarios que teníamos.
Esto puede ser también un buen momento para revisar si hay tareas y responsabilidades que ya pueden hacer de forma más autónoma (hábitos de higiene, tareas escolares, asear su habitación, preparar mochila) y en lo que todavía necesita nuestro apoyo.
Además, aprovechando este espacio también podemos revisar los horarios y marcar nuevos (si es necesario), recordando que los podemos dejar escoger (dentro de unos límites que marcamos los adultos).
Una vez lo tengamos todo decidido y claro, si hemos elaborado algún mural, lo podemos colgar en la nevera o en un espacio visible, para que todo el mundo se acuerde y lo pueda ver, sino siempre estamos a tiempo de hacerlo.
Explicar cuentos: los cambios nos generan “movimiento” a todas y todos, por eso es importante que estos no acostumbren a ser repentinos y los pueda ir viviendo y sintiendo despacio.
A los niños les sucede el mismo, un cambio o una vuelta a una rutina, de forma repentina, los genera un impacto que los puede ser difícil de asimilar, además del impacto emocional que deriva.
Para poder acompañar esta serie de emociones y poder hablar una buena manera quizás los cuentos, leer de forma plegada por la tarde, antes de ir a dormir y unos días antes de la entrada en la escuela nos puede ayudar a adultos y niños a sostener las emociones, comprenderlas y conectar con la calma.
Te dejamos en este espacio una serie de libros que os pueden ir bien:
- Salvajes de Miriam Tiradó
- Emocionari de Rafael Romero
- La cola de dragón de Mireia Canals
- El jardín de los abrazos de José Antonio Luengo
- Un monstruo de colores – Annna Llenas
- Un amigo como tú – Andrea Schomburg y Barbara Rötggen
- ¿Qué necesito cuando me enfado? Tania Garcia
- Tinc un volcán de Miriam Tirado i Joan Turu
Recuerda poder dar lugar, reconocer, validar y normalizar todas las emociones que expresen y aquellas que no quieran expresar. Recuerda también que frases como estás exagerando o no llores no nos ayudan a compartir como nos sentimos.
Llegar a tiempo el primer día: a pesar de que la escuela ya tiene en cuenta que el primer día pueden llegar algo más tarde de la hora de entrada, por los nervios, la carencia de rutina matinal, la logística de vestir y almorzar… es importante que intentemos ayudarlos/las a que la llegada a la escuela sea tranquila, pausada, sin prisas.
Este primer día, hay que despertarnos un poco antes, poder hacer lo que tenemos previsto con los hijos e hijas con calma, sin presiones. Poder ayudar al niño/a a dejar ropa, mochila… preparado el día antes, seguro que permitirá que por la mañana nos podamos dedicar a estar por ellos y ellas, no por lo que se tiene que hacer.
Es importante preguntarles cómo se sienten, si hay nervios, miedo, alegría…. ayudar a expresar la emoción predominante de aquel momento les permitirá reconocerla y, por tanto, poder regularla si hace falta. Y si es muy intensa, poder compartirla con la maestra cuando llegue a la escuela (ellos y ellas mismas o nosotros si lo vemos necesario). Solo desde el reconocimiento y el acompañamiento, podemos ayudar a calmarla.
Si tenemos la posibilidad de llegar a la escuela un rato antes de entrar, podrán verse con los compañeros/as, romper el hielo. Y esto permitirá que no lo necesiten hacer en el aula, donde seguro que tendrán dinámicas preparadas para generar una buena acogida.
Dedicar un rato del día a hacer tareas escolares: las primeras semanas de clase, suelen ser emocionalmente muy explosivas, hay demasiadas cuestiones que les cuesta “parir” con tan poco tiempo. Y lógicamente, la actividad académica queda a un lado porque predomina la parte emocional, hecho totalmente normal y sano.
Podemos, no obstante, ir ayudando a coger cierto hábito de trabajo de las tareas escolares, ofreciendo un rato, corto, de conexión con la parte formativa de la escuela. Sin que suponga un malestar al niño, es interesante encontrar un momento del día a conectar con lo que supone trabajar en casa, si desde la escuela tienen este hábito. Poder estar un rato desde el inicio de curso en el espacio de casa donde hará las tareas escolares (recordáis la importancia de que haya un espacio concreto y no muchos lugares dentro de casa porque no ayuda a concentrarse), permitirá sentir que este será un hábito habitual durante el curso. Pero volvemos a decir, sin que él/ella haga sentir presionado/da, hacedlo desde el juego, desde el que necesitará tener a la mesa (libretas, colores…) para trabajar mejor.
Estas son diferentes propuestas para que el retorno a la rutina de septiembre les sea más sencillo, más fácil, después de la actividad del verano. Esperamos que os sean útiles y que os permitan acompañar a vuestro hijo y/o hija en este momento de curso donde las emociones están más activadas.
¡Ahora solo nos falta empezar a ponerlo en marcha!
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¡10 ideas de actividades en familia para este verano!
Ya estamos en verano, una época de mucho sol y días largos, en los que apetece salir al aire libre y realizar actividades en familia.
Para daros ideas, en este documento hemos recopilado ideas de actividades sencillas y divertidas para disfrutar este verano en familia.
Foto al las nubes: aprovechamos un día con nubes en el cielo para bajar a la calle y fotografiarlos. Después podemos aprovechar sus formas para hacer un montaje fotográfico, pintarlos en un mural, buscar formas creativas y dibujarlas,…
Dibujar sonidos: grabamos sonidos para más tarde dejarnos llevar por estos y, con un rotulador o varios colores en la mano, dibujamos el sonido que estamos escuchando intentando encontrar su forma. Sería muy chulo por ejemplo grabar sonidos de animales de fondo y luego dibujarlos.
El cometa familiar: construir un cometa entre todos y todas puede ser una actividad muy divertida de hacer en familia, por internet podéis encontrar muchos tutoriales por si no sabéis.
La actividad empezaría construyendo el cometa en casa y después, buscar un lugar al aire libre para ir a hacerlo volar juntos. Podéis incluso poner un nombre al cometa, el nombre de la familia que más os guste y así volará muy lejos y verá el mundo desde el cielo.
Collage floral: cerca de casa seguro que hay una zona verde grande (un parque, una montaña…). La actividad sería ir toda la familia a este espacio y coger del suelo hojas, flores, hierbas, ramas…. lo que nos guste para poder construir después a casa, un collage floral. En un pequeño mural o corcho, podéis enganchar lo que habéis recogido y así tener un recuerdo de la salida a la naturaleza de aquel día, también le podéis poner un título al mural, del lugar que habéis ido a visitar toda la familia junta.
También se puede coger el coche o transporte público e ir más lejos, a otras zonas de montaña para hacer esta actividad.
Creamos nuestro propio jardín: reunimos diferentes tipos de semillas que encontramos por casa, como por ejemplo, un garbanzo, una lenteja y una judía, o también semillas de tomate, pimiento o fruta, y las plantamos para poder ir observando como crecen.
Para los primeros días, antes de trasplantar las plantas a su lugar definitivo, podemos utilizar los clásicos tarros de cristal que todos tenemos por casa y que nos permitirán observar no solamente el crecimiento del tallo sino también el de las raíces.
También podemos ampliar nuestro jardín con plantas aromáticas como el tomillo, la albahaca, la menta que, además de observar el crecimiento, nos despertarán el sentido del olfato y permitirán que nuestros niños/as conozcan nuevos olores. Además, le podemos dar un uso culinario como por ejemplo un sorbete de menta, una ensalada de tomate con albahaca, salsa pesto (la opción de sustituir los piñones por anacardos es muy buena y mucho más económica) o una sopa de tomillo (que además de buenísima es saludable y un buen remedio para la barriga).
Qué fotografía más bonita: concurso de fotografía entre los miembros de la familia de elementos de la naturaleza. Ir a un espacio de naturaleza, el que nos apetezca y que cada miembro de la familia fotografíe lo que más le guste del lugar donde hemos ido. Ahora, con el teléfono móvil, es muy fácil hacer esta dinámica con los hijos e hijas, no hace falta una gran cámara fotográfica. Y después, podemos imprimirlas y construir un collage fotográfico con ellas.
Un poco de música: siempre es un buen momento para compartir canciones y músicas especiales. Las que os gustan a los mayores, las que le gustan a tus hijos, algún grupo que os hayan recomendado, de otros lugares del mundo… Puede confeccionar tu playlist veraniega y, si os atrevéis, hacer un karaoke o una coreografía!
Ir a hacer un pícnic: planificamos un pícnic conjuntamente donde todos los miembros de la familia hay de participar. Empezaremos haciendo el menú:
Todo el mundo tiene que decir su opinión para decidir que comeremos (podemos aprovechar para pensar en productos de temporada, y hacer una comida saludable)
Hacemos la lista de lo que necesitamos.
¡Todos a la cocina! si hay alguna receta que se tenga que cocinar o preparar nos repartiremos las tareas y lo haremos todos juntos. Los ratos en la cocina compartidos son muy divertidos y un momento para aprender muchas cosas potenciando la autonomía de nuestros hijos e hijas.
Hacemos la lista entre todos de lo que hay que coger y preparamos conjuntamente el cesto, la mochila o la nevera.
¿Y si preparamos el trayecto con ellos? ruta a seguir, transporte con el que iremos, tiempo de trayecto, que vean el mapa del lugar para ubicar la zona donde iremos…
A disfrutar de una divertida comida en familia en el entorno natural que hayamos elegido, parques, playa, montaña.
Descubrir nuevas lecturas: siempre puedes realizar una visita a la Biblioteca Municipal o de tu barrio y explorar conjuntamente nuevas lecturas que os motiven. Si deseas recomendaciones puedes consultar este artículo donde recomendamos lecturas según la edad del niño/a.
Cazar sombras: cogemos papel y lápiz y dibujamos la sombra de una flor, un árbol…, y después en casa le ponemos color con rotuladores, acuarelas…, o también aprovechamos la silueta para soltar la imaginación y continuar el dibujo según cómo nos inspire.
Estas son diferentes propuestas para que toda la familia pueda disfrutar de la naturaleza, del aire libre, haciendo actividades agradables y que nos permitan sentirnos mejor entre nosotros, disfrutar de espacios abiertos, imprescindible para el bienestar emocional.
¡Ahora solo nos falta empezar a ponerlo en marcha!
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