Juegos para hacer con niños en días festivos
El juego es fundamental para el desarrollo integral de los niños/as, ya que proporciona un medio natural para aprender sobre el mundo que los rodea y desarrollar habilidades esenciales para la vida. Pero su poder va más allá del aprendizaje temprano y es que el juego también ejerce un papel fundamental en el desarrollo de la salud mental de los más pequeños, pero también de los adultos!
Ahora que se acercan las vacaciones de invierno y tendréis tiempo para compartir tiempo juntos en casa, os animamos a que jugáis con vuestros hijos e hijas! ¿Por qué? Pues porque el juego en familia ejerce un papel crucial en el bienestar emocional por diferentes motivos. A continuación compartimos con vosotros algunos de los más relevantes:
- Fortalecimiento de los vínculos familiares: Jugar juntos crea oportunidades para construir y fortalecer los lazos emocionales entre los miembros de la familia. La interacción positiva durante el juego puede mejorar la comunicación y la conexión afectiva.
- Desarrollo emocional: El juego en familia proporciona un entorno seguro para que los niños exploren y expresen sus emociones. Reconociendo y gestionando las propias emociones y comprendiendo las de los otros.
- Aprendizajes sociales y de valores: Durante el juego, los niños y niñas tienen la oportunidad de aprender normas sociales y valores como el respeto, la cooperación y la empatía. ¡Cuestiones básicas para su desarrollo emocional y social!
- Reducción del estrés: El juego es una forma natural de liberar tensiones y reducir el estrés. Participar en actividades lúdicas puede ayudar a aliviar las presiones diarias en la familia y proporcionar una dosis de energía muy saludable.
- Desarrollo de habilidades sociales: Jugar en familia fomenta el desarrollo de habilidades sociales esenciales, como el trabajo en equipo, la comunicación efectiva, la resolución de conflictos o la negociación. ¡Habilidades fundamentales para la interacción con los otros!
- Clima familiar positivo: Integrar el juego en la rutina familiar ayuda a establecer hábitos positivos y a crear recuerdos felices y de disfrutar. Las experiencias compartidas durante el juego contribuyen a originar un ambiente familiar muy positivo.
- Aumento de la confianza: Cuando te tomas tiempo para jugar con tu hijo/a, este aprende que lo valoras y que te resulta divertido estar con él. Al compartir la experiencia con él o ella le demuestras que es importante para ti.
- Diversión y alegría: El juego en sí mismo es una actividad divertida y alegre. Las risas y la diversión compartida contribuyen directamente a generar un estado de ánimo positivo en todos los miembros de la familia.
¿Y a que podemos jugar? A continuación os ofrecemos algunas ideas:
- Juegos de mesa: Juegos clásicos como el ajedrez, las damas, el dominó o cartas. Actualmente, también hay muchos juegos de mesa diseñados específicamente para ser divertidos y desafiantes para todas las edades.
- Juegos al aire libre: Frisbee, fútbol, baloncesto, voleibol, juegos de agua en verano, etc. Los juegos al aire libre no solo son divertidos, sino que también promueven la actividad física.
- Juegos de palabras: Sopa de letras, crucigramas, el juego del colgado… Juegos que pueden ayudar a mejorar el vocabulario, la ortografía y el pensamiento lógico fomentando la comunicación entre vosotros.
- Juegos de preguntas y respuestas: Juegos que permiten adquirir muchos conocimientos y pueden ser adaptados a diferentes niveles. Un ejemplo claro es el trivial, ¡pero podéis crear vuestro propio juego personalizado!
- Juegos de construcción: Bloques de construcción tipo lego, juegos de construcción tridimensional como el jenga, etc. Estos juegos fomentan la creatividad y el trabajo en equipo.
La clave es encontrar juegos que se adapten a los intereses y edades de los miembros de vuestra familia. Ante todas las posibilidades existentes, ¡seguro que encontráis alguna opción con la que disfrutar jugando juntos!
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Disfrutar de actividades al aire libre
Os hacemos una propuesta para un pequeño rato. Pon atención a todos los ruidos que hay a tu alrededor. Verás que al principio sentirás solo unos y poco a poco podrás poner conciencia a todos aquellos ruidos que te rodean y que, cuando has empezado a leer este texto, ni te habías dado cuenta de que estaban.
Va, ¿manos a la obra? Pon atención y escucha. Si habéis tenido la suerte de poder escuchar el viento, la lluvia o un pájaro piando, es posible que en vuestra cara haya surgido un esbozo de sonrisa al sentir, de forma instintiva, esta conexión con la naturaleza.
Si un detalle puntual como este es capaz de generar esta pequeña sonrisa, no es difícil comprender que, tal como dicen los expertos, encontrar espacios para estar en la naturaleza es beneficioso tanto para el cuerpo como para la mente.
A menudo pensamos que nos falta tiempos o que ya iremos y nos olvidamos que la naturaleza la podemos encontrar cerca de casa, en el parque de al lado o en el parque natural que tenemos fuera la ciudad.
Ahora que viene el buen tiempo y ya no tenemos el frío como excusa, os hacemos algunas propuestas tanto de montaña como de ciudad, ¡un regalito final en forma de recursos para tener un puñado de ideas!
Propuesta de montaña
Vamos al centro de información del parque de Collserola (Barcelona). Si lo ponéis en el Google Maps os indicará como llegar. Con transporte público tenéis que bajar a la estación de FGC Apeadero de Vallvidrera y una vez allí os adentráis en el bosque, subiendo unas escaleras que quedan a mano izquierda que os llevarán hasta el centro de información.
Encontraréis una exposición muy bonita de la fauna y la flora del parque y os informarán de pequeñas excursiones y actividades que se realizan en el parque de Collserola. Encontraréis rutas adecuadas para cualquier edad, de diferentes distancias, desniveles, zonas para jugar, incluso un pantano.
Vamos al Centro de Interpretación del Parque de la Mitjana (Lleida). Dentro del Parque, entrando por el barrio de Pardinyes, encontraremos el Centro de Interpretación de la Mitjana. Allí encontraremos una exposición permanente sobre el bosque de la Mitjana, propuestas de actividades y, el tercer fin de semana de cada mes, se ofrecen visitas guiadas, juegos y otras actividades para descubrir este espacio y sus valores ambientales.
Os podríais llevar, por ejemplo, unos prismáticos y/o hacer un reportaje fotográfico. Al llegar a casa podemos imprimir algunas fotos y hacer un mural de nuestra excursión, fotos de detalles concretos, la fuente y sus alrededores, hojas, insectos.
Propuesta de ciudad
Hacemos de exploradores en nuestro barrio.
Bajamos a las plazas y en los espacios verdes y allá podremos disfrutar de diferentes experiencias:
- Cazar sombras: cogemos papel y lápiz y dibujamos la sombra de una flor, un árbol…, y después en casa le ponemos color con rotuladores, acuarelas…, o también aprovechamos la silueta para soltar la imaginación y continuar el dibujo según cómo nos inspire.
- Dibujamos un sonido: grabamos sonidos para más tarde dejarnos llevar por estos y, con un rotulador o varios colores en la mano, dibujamos el sonido que estamos escuchando intentando encontrar su forma.
- Foto a las nubes: aprovechamos un día con nubes en el cielo para bajar a la calle y fotografiarlos. Después podemos aprovechar sus formas para hacer un montaje fotográfico, pintarlos en un mural, buscar formas creativas y dibujarlas,…
Creamos nuestro propio jardín. Reunimos diferentes tipos de semillas que encontramos por casa, como por ejemplo, un garbanzo, una lenteja y una judía, o también semillas de tomate, pimiento o fruta, y las plantamos para poder ir observando como crecen.
Para los primeros días, antes de trasplantar las plantas a su lugar definitivo, podemos utilizar los clásicos tarros de cristal que todos tenemos por casa y que nos permitirán observar no solamente el crecimiento del tallo sino también el de las raíces.
También podemos ampliar nuestro jardín con plantas aromáticas como el tomillo, la albahaca, la menta que, además de observar el crecimiento, nos despertarán el sentido del olfato y permitirán que nuestros niños/as conozcan nuevos olores. Además, le podemos dar un uso culinario como por ejemplo un sorbete de menta, una ensalada de tomate con albahaca, salsa pesto (la opción de sustituir los piñones por anacardos es muy buena y mucho más económica) o una sopa de tomillo (que además de buenísima es saludable y un buen remedio para la barriga).
Para seguir buscando actividades
Y para acabar, compartimos con vosotros unas aplicaciones y sitios webs que nos inspirarán y nos facilitarán bonitas observaciones en la naturaleza:
Aplicaciones:
- Natusfera 2.0: permite registrar, organizar y compartir observaciones de la naturaleza con la comunidad.
- INaturalist: facilita la identificación de plantas y animales.
- BirdNet: permite identificar más de 3.000 especies de aves.
- PlantNet: permite identificar plantas simplemente fotografiándolas con el móvil.
Sitios web:
- Biologueando: desde biotrucos hasta recursos. Este sitio web es tan rico en información como entretenido.
Esperamos que disfrutéis del buen tiempo y de muchas actividades al aire libre!
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Puentes de comprensión y aceptación
Siempre estamos comunicando, incluso cuando no hablamos. Es por ello que una comunicación efectiva es muy importante.
En el ámbito escolar, la mejora en la comunicación no solo beneficia la gestión de la escuela, sino también el bienestar del equipo y el clima escolar en general. Para lograr este objetivo, se recomienda una formación en habilidades comunicativas, incluyendo aspectos como la comunicación no violenta, la escucha activa y los círculos de diálogo. Estas herramientas ayudan a entender las necesidades y expectativas de los diferentes miembros de la comunidad educativa, y a trabajar en colaboración para el logro de los objetivos del programa y de las escuelas.
Desde el programa Komtü realizamos un análisis de las escuelas y en casi todos los casos se detectan márgenes de mejora tanto en los estilos comunicativos como en los canales de comunicación. Este curso apostamos por aplicar el modelo Bridge®, como prueba piloto en una escuela, que se basa en la identificación de los estilos comunicativos y relacionales de las personas que conforman los equipos directivos. Reconociendo que cada persona tiene un estilo comunicativo diferente, se busca adaptar la comunicación a cada uno, evitando malentendidos y conflictos. Este enfoque se fundamenta en dos ejes: el racional-emocional y la toma de decisiones. Aquellas personas que basan sus decisiones en criterios objetivos son consideradas más racionales, mientras que las que se guían por criterios subjetivos son consideradas más emocionales. La adaptación de la comunicación a estos estilos contribuye a un mejor entendimiento y una mayor eficacia en la gestión escolar.
La falta de mejoras en los canales de comunicación y los estilos comunicativos afecta la comprensión y la capacidad de establecer objetivos comunes entre los interlocutores. Es común que la información compartida sea malinterpretada, generando confusión y falta de confianza. Por esta razón, la mejora de la comunicación en las escuelas es uno de los objetivos principales del programa Komtü. Se entiende que una mejora en la comunicación beneficia tanto la gestión escolar como el bienestar del equipo, promoviendo un clima escolar positivo y una mejor relación entre los miembros de la comunidad educativa.
Es esencial trabajar en la mejora de la comunicación en las escuelas para lograr una gestión más efectiva y un clima escolar favorable. El modelo Bridge® se presenta como una solución para identificar y adaptarse a los estilos comunicativos de las personas que lideran los equipos directivos. Esta adaptación mejora el entendimiento mutuo y evita malentendidos, fomentando la confianza y el trabajo en equipo. La comunicación efectiva es una habilidad que se puede desarrollar mediante la formación en habilidades comunicativas, lo cual contribuye al éxito del programa y al bienestar de los niños y niñas en las escuelas.
Lee el artículo completo en Puentes de comprensión y aceptación – Fundación Nous Cims
Un artículo de:
Cristina Morató.
Project Manager del Programa Komtü.
Conocer las emociones para poder gestionarlas
En el artículo Desconectar para conectar hablamos y reflexionamos sobre los nuestros “tengo que”, aquellas creencias y autoexigencias que nos acompañan en menor o mayor presencia en el día a día, a veces suponiendo una limitación y otras potenciándonos y activándonos.
¿Qué pasaría, pero si nos preguntáramos cómo nos hacen sentir? ¿Y qué impacto generan estas creencias en nosotros? Nos resultará difícil poder responder estas preguntas si previamente no ponemos intencionalidad, atención y responsabilidad al reconocer, identificar y denominar la serie de emociones que sentimos y al descubrir la vinculación y relación de las mismas con nuestras creencias.
Antes de continuar con la lectura del artículo, párate aquí y, de forma rápida y sin pensar en exceso, haz un listado de emociones. ¿Cuántas has escrito? Las puedes nombrar en voz alta.
Quizás, ahora que las estás volviendo a leer, observas como en tu listado has mencionado alguna de estas: tristeza, alegría, rabia, miedo, nervios, culpa, asco, vergüenza.
Siguiendo con este conjunto de preguntas que nos llevan a la autorreflexión, te invito a seguir preguntándote si conoces para que son útiles estas emociones, qué sentido tiene sentirlas y como las podemos gestionar. ¿Empezamos?
En primer lugar, nos centraremos en la tristeza. Esta emoción no siempre tiene espacio en la sociedad del consumo y líquida en que vivimos, donde de forma continua nos encontramos con inputs que nos impulsan a convivir desde la inmediatez, la exigencia y el consumismo. La virtud de la tristeza es la de poder parar, observarnos y reflexionar. La tristeza nos permite conectar y dar espacio a situaciones, relaciones, momentos, que tienen un fuerte efecto en nosotros, y poner en valor situaciones que nos aportan bienestar. En definitiva, nos permite escucharnos.
Solo si nos escuchamos en la tristeza podremos drenarla, y ¿como hacerlo? Con música, con movimiento, llorando, dibujando.
En segundo lugar, pondremos atención a la alegría. La intensidad de esta emoción es más alta que la tristeza, si la función de esta era pararnos y reflexionar, la alegría tiene la función contraria, nos hace sentir vitales, nos ayuda a conectar con los otros y a la vez nos ayuda a conectar con aquello que nos gusta hacer.
La alegría dispone de una buena consideración en el contexto sociocultural en el que vivimos, a la vez tenemos que tener presente que es interesante poder vivirla con equilibrio y dejando que esta no nos aleje o nos dificulte conectar con otras emociones que podemos considerar más desagradables.
En tercer lugar, si ponemos atención al miedo, observaremos como esta emoción dispone de nuevo una intensidad y energía que es parecida a la tristeza, ¿pero qué tiene de diferente?
Pues bien, si la alegría nos ayuda a conectarnos, el miedo tiene el efecto contrario, nos paraliza con la intencionalidad de protegernos, nos permite darnos cuenta si esta situación, conducta, espacio o entorno es seguro para nosotros.
Ahora bien, muchas veces sentimos miedo y no nos encontramos en situaciones de peligro, es aquí donde tenemos que atender al miedo y observar como esta emoción mayoritariamente acontece proyectiva, avanzándose a acontecimientos, realidades y expectativas futuras que puedan o no suceder. Para poder entonces gestionar estos picos de miedo, que a veces nos generan angustia, estrés, nos paralizan y nos sobre limitan, es importante que cada vez que sintamos miedo podamos verificar si este miedo es real y actual y después buscar entre nuestros recursos qué acciones podemos desarrollar para no quedarnos anclados en el miedo.
El miedo puede ser un buen motor de fuerza, siendo más cierto y real que es valiente no aquel que no siente miedo, sino aquel/la que a pesar de sentir miedo es capaz de continuar avanzando.
En cuarto lugar, si ponemos atención a la rabia, observamos como la intensidad de esta emoción es parecida a la de la alegría, es decir, de intensidad elevada y de duración corta.
Esta emoción nos ayuda a poner límites y a ser conscientes de aquello que deseamos y aquello que no queremos.
Para poder canalizar y gestionar la rabia es importante reconocer, en primer lugar, que la estamos sintiendo, poderla expresar (sin hacer daño a los otros y a un mismo/a) y si todavía necesitamos algo más podemos utilizar objetos que nos ayuden a drenarla.
Si, por el contrario, retenemos y sobre contenemos la rabia, dada su naturaleza y su intensidad energética, será contraproducente para nosotros a nivel corporal, emocional y racional.
Poniendo atención en el cuerpo, y centrándonos en como esta emoción se instaura en él, podemos observar algunos indicadores como la rigidez y tensión en la boca, las manos y los brazos para poder determinar qué nivel de rabia contenemos y que podemos hacer para expresarla.
Finalmente y para acabar nos gustaría preguntarte en cuál de estas cuatro emociones te sientes más indentificado/da o conectado/da en tu día a día. Ten en cuenta que no hay emociones positivas y negativas, si no emociones que nos aportan información y que nos permiten dar respuesta a nuestras necesidades.
Un artículo de:
Josep Montané.
Integrador social. Técnico del Programa Komtü y miembro del equipo SEER.
Regalos de Navidad
Hay un dicho que dice así: «en la casa de los conejos, lo que hacen los padres, lo hacen los hijos»…
Los padres sabemos que los niños aprenden por imitación, pero ay, como es de difícil a veces ser coherentes y hacer aquello que nosotros mismos proclamamos, verdad!?
Llega Navidad y parece que si no los llenamos de regalos, si no hacemos de estas fiestas algo extraordinario, sino compramos aquello que nos piden… sentimos que no estamos siendo bastante buenos padres.
Al fin y al cabo, es un día al año. Al fin y al cabo, la magia dura tan solo unos años… Al fin y al cabo, solo para verle aquella cara de inocencia ya merece la pena…. y así es cómo, despacio, la conciencia de valorar los pequeños detalles, de valorar las relaciones por encima de todo, la importancia del momento por encima de aquello material se diluye.
Desde la más grande humildad, y con la conciencia que nosotras, como madres, también hemos caído algún año en esta trampa, os proponemos algunas orientaciones que os pueden ayudar a mantener presente aquello que realmente queremos transmitir a nuestros niños:
- Haz lo posible para comprar con antelación, aprovecha las ofertas que a menudo hay en las semanas anteriores a Navidad.
- Haz un presupuesto por niño y familia, y prueba de no desviarte.
- Pacta con la familia extensa (tíos, abuelos…) qué regalos tendrán que hacer. Si sois muchos en la familia, hacer un único regalo en nombre de todo el mundo.
- Compra en comercios de proximidad, estaremos haciendo un gran favor a nuestro tejido comercial, y si se tiene que cambiar algo, es mucho más práctico.
- Y ahora sí, ahora viene la pregunta… ¿Qué le regalo a mi hijo/a? Pues la propuesta es diversificar, por no cometer el error de regalar muchas cosas parecidas. Algunas ideas serían:
- Algo que le haga mucha ilusión y que haya pedido ahincadamente
- Alguna prenda de ropa, calzado…
- Un libro/cuento/cómic
- Algún regalo en lo referente a un hobbie que tenga (equipación nueva de yudo, pinceles nuevos, una pelota buena, zapatillas de danza, rotuladores de lettering,…)
- Un juego de mesa (para compartir momentos en familia)
- Regalar alguna experiencia (ir al cine, un musical, una noche a casa de los tios haciendo fiesta de pijamas con peli y palomitas, ir a una granja a ver animales…
¿Y si pide una Switch, tablet, u ordenador? Estos regalos son caros, lo sabemos de sobra, por lo tanto, la propuesta es que este regalo sea un regalo colaborativo, es decir, que puedan participar todos los familiares que quieren regalar algo al niño. Otra idea es que el regalo no sea exclusivo para el niño, sino un regalo para toda la familia.
Para nuestros niños/as, la Navidad es un momento realmente mágico. Ellos y ellas no entienden de dinero, sino que la ilusión está en encontrarse el regalo al pie del árbol, desgarrar el papel, adivinar de que se trata, y quién sabe, quizás con lo que más acaba jugando de aquel regalo es la caja.
En definitiva, se trata de no volvernos locos y disfrutar del momento mientras lo hacemos disfrutar. Hagamos de esta Navidad una época especial, mágica, y porque no, también una oportunidad educativa para ellos… y para nosotros.
En cualquier caso, y si tenemos dudas de que regalar o de cómo hacerlo, pensar en aquel dicho tan sencillo como cierto: “absurdo es pensar que el regalo está dentro de la caja. Siempre, siempre, siempre, son las manos que lo dan”.
Con nuestros mejores deseos navideños,
Un artículo de:
Irene de Luis y Anna Rallo.
Tecnicas del Programa Komtü.
La llegada de un hermano/a
¡Qué ilusión nos hace saber que la familia crece y que pronto seremos uno más! Es un momento de transición para la pareja, un cambio importante para un hijo grande, una novedad para un hijo pequeño, una expectativa por los abuelos, una alegría por los tíos y amigos… y todos y cada uno de nosotros, lo vivimos de manera muy diferente.
Aparecen emociones como la sorpresa y la ilusión, cuando pensamos en una nueva etapa y una nueva persona a quien querremos. Pero también el miedo, por ejemplo, a las dificultades para gestionar el tiempo y la energía, e incluso la tristeza por perder la relación actual que tenemos con nuestro hijo mayor.
Entonces tomamos conciencia que no hay dos relaciones iguales, y podemos sentir miedo de no querer a nuestros hijos por igual, porque está claro, con todo lo que queremos a nuestro hijo mayor… ¿Cómo puede ser que queramos a otro hijo como él? Y nos encontramos con la realidad que no podemos querer igual, sino que simplemente querremos a cada uno de ellos de maneras diferentes porque son personas diferentes.
Es curioso que partamos de la idea de quererlos por igual, cuando ni nosotros mismos somos las mismas personas en los momentos de sus nacimientos. La vida nos transforma día a día, y, por tanto, es literalmente imposible que les demos lo mismo de nosotros mismos, porque nuestras circunstancias son diferentes y en consecuencia nosotros también.
Además, nuestros hijos nacen con un temperamento, cada uno con el suyo y, despacio, a lo largo de los días que pasan y las experiencias que viven, van desarrollando su carácter. Justamente esto ya marca una diferencia en nuestra relación, igual que su orden de nacimiento o las expectativas que tenemos hacia ellos/ellas.
Será muy diferente la llegada de un primer hijo, donde la pareja se está conociendo como persona en el rol de padre/madre, o la llegada de un segundo hijo donde hay una experiencia previa (ya sea positiva o negativa), que modulará nuestra vivencia, y a la vez, con una parte de nosotros que requerirá acompañar emocionalmente a nuestro primer hijo o hija. Ahora pasaremos a ser progenitores de más de un niño y la complejidad aumenta, puesto que las relaciones no son unidireccionales ni simples y se ponen en juego múltiples factores.
El hecho de tener un hermano/a nos aporta ciertos aprendizajes que de otra manera no se darían a la vida: aprendemos a situarnos en el lugar que ocupamos dentro de la familia, vivimos experiencias de rivalidad, nos manejamos con la agresividad, compartimos el amor de nuestros padres, y también vivimos momentos de complicidad.
Uno de los aspectos que más preocupa a la llegada de un hijo o hija, es los celos entre hermanos/as. Hay que entender que la visión de los progenitores sobre la llegada de un hijo o hija, será diferente a la de nuestros hijos. Para empezar, la decisión de que aparezca una nueva persona en la familia es una decisión tomada por los padres, y no por los niños, y pueden necesitar tiempo para adaptarse a esta nueva realidad, que no han escogido. Es por eso que habrá que ir anticipando en la medida de lo posible, adaptándonos a la capacidad de comprensión de cada edad y etapa evolutiva.
¿Qué podemos hacer como padres en el acompañamiento de nuestro hijo o hija para favorecer el bienestar de toda la familia?
Os recomendamos algunos libros que os podrán acompañar en la vivencia del embarazo, como “La Laura i la panxa de la mare”[1] i “La Laura té un germanet”[2].
Consideramos relevante algunas ideas que os pueden servir de guía en este camino:
- Respetar el lugar y el rol de cada cual dentro de la familia.
- Implicar a todos los miembros de la familia en actividades alentadoras, por ejemplo, pidiendo al hijo mayor que nos ayude a elegir ropa para el bebé o en la compra de enseres que necesite.
- Escuchar y estar atentos a las señales que nuestros hijos expresan respecto a las emociones que sienten: dar un lugar y un espacio para atenderlas de manera amorosa.
- Acoger tanto los miedos como las alegrías y todas las emociones que aparezcan, para poder captar el mensaje que nos traen y satisfacer aquella necesidad que aflora.
- Evitar las comparaciones entre hermanos, puesto que esto favorecerá la rivalidad.
- Disponer de un tiempo exclusivo, genuino e individual con cada uno de nuestros hijos, donde nuestra atención sea plena hacia él/ella.
- Aceptar y acompañar los pequeños retrocesos o regresiones que nuestro hijo mayor pueda tener, entendiendo que es la manera que tiene de poder comprobar que los padres todavía lo quieren y tiene su atención.
- Disponer de un espacio de pareja para revisar nuestros roles como padres y para comunicar todo el relativo a la crianza.
¡Recordar que vuestros hijos necesitan anticipar los cambios y sentir que continuáis estando disponibles por ellos y continúan siendo parte importante dentro de la familia!
Un articulo de:
Rebeca López.
Psicóloga y terapeuta familiar. Técnica del Programa Komtü.
[1] La Laura i la panxa de la mare. Liesbet Slegers (Autor, Ilustrador), Xavier Hernàndez Malo (Traductor).Editorial : Edicions Baula; N.º: 5 edició (15 març 2013). ISBN-10 : 8447912647. ISBN-13 : 978-8447912643.
[2] La Laura té un germanet. Liesbet Slegers (Autor, Ilustrador), Xavier Hernàndez Malo (Traductor).Editorial: Edicions Baula; N.º: 5 edició (15 març 2013). ISBN-10 : 8447912655. ISBN-13 : 978-8447912650.
Abrazando la adolescencia
Es fundamental colaborar conjuntamente para crear un modelo que promueva el bienestar emocional y prevenga problemas de salud mental en nuestra sociedad, poniendo a las personas en el centro y brindando apoyo a los profesionales que las atienden.
Las escuelas son un lugar adecuado para fomentar la educación emocional, sin pretender que sea de intervención clínica y/o terapéutico. Es importante promover la resiliencia en niños, adolescentes y adultos para que puedan manejar mejor las dificultades de la vida. Además, es necesario complementar los programas educativos con iniciativas que fomenten estilos de vida saludables y contar con planes de derivación a recursos sanitarios para aquellos que necesiten atención clínica. Asimismo, es importante impulsar entornos de apoyo para los jóvenes, como programas de mentoría y espacios seguros organizados por entidades comunitarias.
Y ya existen programas educativos exitosos y con evidencia empírica que pueden ser implementados en las escuelas, como «Zones of Regulation», «Positive Action», «The Incredible Years», «Mindfulness in Schools» y «Youth Mental Health First Aid». Estos programas integrales y específicos de educación en salud mental en las escuelas promueven el bienestar emocional de los niños, niñas, adolescentes y jóvenes, y deben complementarse con iniciativas que fomenten estilos de vida saludables. Y volvemos a incidir en que las escuelas y los institutos son espacios educativos para el aprendizaje y la promoción de las competencias para la resiliencia y no para la intervención terapéutica.
Para ayudar a los jóvenes a lidiar con sus problemas emocionales, es importante que los institutos y centros de juventud proporcionen un ambiente seguro y positivo donde puedan hablar sobre sus experiencias y sentirse conectados con otros jóvenes que puedan entender lo que están pasando. En el Reino Unido, «Teen Talk» ofrece grupos de apoyo tanto en línea como en persona para jóvenes que necesitan apoyo emocional. Este recurso ha demostrado tener éxito en la reducción de síntomas de depresión y ansiedad en comparación con aquellos jóvenes que no recibieron apoyo de «Teen Talk». Además, los servicios de orientación en línea y en persona, como «Kids Help Phone» en Canadá o la «Fundación Anar» en España, pueden proporcionar un recurso de apoyo para los jóvenes que necesitan hablar sobre sus problemas y obtener orientación y apoyo emocional.
Es fundamental que las ciudades, los barrios y las comunidades en general fomenten espacios seguros organizados por entidades comunitarias, escuelas, centros cívicos, deportivos y bibliotecas. En Australia, «Safe Spaces» o «Safe Haven Café» son ejemplos de ambientes seguros donde los jóvenes pueden conectarse y aprender habilidades para la resiliencia y la vida. Esta iniciativa ha demostrado mejorar la experiencia de atención y conexión con la comunidad local, y reducir las consultas en el servicio de urgencias de salud mental.
El programa «Big Brothers Big Sisters» en los Estados Unidos es un programa de mentoría que une a adolescentes con adultos que tienen intereses similares o experiencias compartidas. Este programa ha demostrado tener un efecto positivo en los jóvenes participantes, mejorando significativamente sus calificaciones escolares, relaciones con sus padres y compañeros, y autoestima en comparación con aquellos que no participaron en el programa. Esto demuestra que la relación de mentoría a largo plazo puede tener un impacto positivo duradero en la vida de los jóvenes en situaciones de riesgo.
Las iniciativas que abordan los factores de riesgo para los problemas de salud mental, como la violencia, el acoso escolar, el abuso de sustancias, el suicidio y la falta de apoyo familiar, son efectivas para proporcionar recursos a los adolescentes para hacer frente a estas adversidades. Ejemplos de estos programas son «Bullying Prevention Program», «ALERT Project», «Signs of Suicide», «YAM» y «Family Check-Up» en países anglosajones.
Esto ayudará a fortalecer la resiliencia y la capacidad de recuperación de los adolescentes, empoderándolos con la adquisición de habilidades efectivas de afrontamiento, una construcción adecuada de redes de apoyo y el fomento de la autoestima y la confianza en sí mismos.
Cuando surge un problema moderado o grave de salud mental, es importante que las familias, los niños y los adolescentes tengan acceso a servicios de salud mental asequibles, basados en la evidencia, con una respuesta temprana y no dilatada en el tiempo. Esto es clave para evitar el agravamiento y la cronificación de estas problemáticas y mejorar el pronóstico a largo plazo.
(Artículo ampliado: Abrazando la adolescencia – Fundación privada Nous Cims)

Un artículo de:
Pau Gomes.
Director Área Bienestar Emocional.
Hacer cabañas en el bosque: El vínculo entre el bienestar emocional y la naturaleza
En nuestra infancia, muchos de nuestros recuerdos más preciados están relacionados con la naturaleza: jugar en el bosque, en el parque, en la playa y hacer castillos en la arena. Esta conexión con la naturaleza es una cosa innata en las personas y se conoce como biofilia.
Varias investigaciones apoyan los beneficios de la naturaleza en nuestra salud. Un estudio publicado en la revista «Frontiers in Psychology» concluyó que tener contacto con la naturaleza tiene un efecto beneficioso en nuestra salud mental y física (Kuo, Barnes, & Jordan, 2019). Y el proyecto Phenotype, realizado en Barcelona, concluye que las personas que tienen más contacto con espacios naturales durante su infancia tienen una mejor salud mental y un mejor desarrollo cognitivo (ISGlobal, 2019).
Incluso, un nuevo estudio del Instituto de Salud Global de Barcelona, apreció que aumentar las áreas verdes en una ciudad como Barcelona podría reducir los casos de mala salud mental y disminuir el uso de antidepresivos y tranquilizantes, lo cual resultaría en un ahorro significativo en costes de salud mental (ISGlobal, 2023).
El trastorno por déficit de natura, introducido por Richard Louve (2005), se refiere a la falta de exposición en la naturaleza en la vida cotidiana, ha estado objeto de numerosos estudios. Se ha encontrado que este déficit puede tener efectos negativos en nuestra salud mental y física, incluyendo depresión, ansiedad, estrés, obesidad infantil y diabetes tipo 2 (Bratman, Hamilton, & Daily, 2012). Por el contrario, la exposición a la naturaleza puede reducir la presión arterial, la frecuencia cardíaca y el estrés psicológico, y mejorar nuestra salud mental y bienestar (Hartig, Mitchell, de Vries, & Frumkin, 2014).
Especialmente en el caso de los niños y niñas, el contacto con la naturaleza fomenta el juego activo, mejora las habilidades motoras y contribuye al desarrollo socioemocional. Además, estar en espacios naturales durante la infancia se ha asociado con cambios estructurales en la anatomía del cerebro.
Dada la evidencia científica de los beneficios de la naturaleza, las escuelas tienen que considerarla como un recurso educativo valioso. Al incluir la naturaleza en el entorno escolar, se potencia el aprendizaje, se mejora la función cognitiva y se promueve el desarrollo emocional y social de los niños. Expertos en educación ambiental también enfatizan como la naturaleza puede ayudar los niños a regular sus emociones, resolver conflictos y desarrollar habilidades sociales (Freire, 2017).
Es fundamental que las escuelas realicen acciones concretas para conectar los niños con la naturaleza. Además de adaptar los espacios físicos e introducir elementos naturales, se pueden realizar actividades como huertos escolares, paseos por parques, observación de la flora y fauna, y proyectos de investigación sobre el medio ambiente.
Existen iniciativas internacionales que han tenido un impacto positivo en la comunidad educativa. Por ejemplo, Proyectos como Children & Nature Network (C&NN), GreenKids, Nature Friendly Schools y Connect with Nature School Pack, que han demostrado como aumentar las actividades escolares en entornos naturales mejora la salud mental y el bienestar del alumnado.
Conectar con la naturaleza durante la infancia beneficia nuestra salud y bienestar emocional. Las escuelas tienen que promover esta conexión, puesto que contribuye al aprendizaje, mejora el bienestar físico y emocional de los niños/as, fomenta estilos de vida saludables y desarrolla una conciencia ambiental. Integrar la naturaleza en nuestras vidas nos ayuda a desarrollar un sentido de respeto y conexión con nuestro entorno, así como con el planeta en general. Así que continuamos jugando a hacer cabañas y disfrutando de la naturaleza en nuestras vidas!
(Artículo ampliado: Jugando a hacer cabañas – Fundación Privada Nous Cims)

Un artículo de:
Irene Cervera Buisán.
Programme Manager Programa Komtü.
Bibliografía
Bratman, G. N., Hamilton, J. P., & Daily, G. C. (2012). The impacts of nature experience on human cognitive function and mental health. Environmental health perspectives, 120(7), 958-966.
Vidal, D., Pereira, E., Cirach, M., Daher, C., Nieuwenhuijsen, M., Mueller, N. An urban green space intervention with benefits for mental health: a health impact assessment of the Barcelona “Eixos Verds” Plan. Environment International, 2023. https://doi.org/10.1016/j.envint.2023.107880
Freire, H. (2017). Educación infantil y desarrollo sostenible: Nuevos retos y oportunidades. Editorial Octaedro.
Myriam Preuss, Mark Nieuwenhuijsen, Sandra Márquez, Marta Cirach, Payam Dadvand, Margarita Triguero-Mas, Christopher Gidlow, Regina Grazuleviciene, Hanneke Kruize y Wilma Zijlema. Low Childhood Nature Exposure is Associated with Worse Mental Health in Adulthood. International Journal of Environment Research and Public Health. 22 May 2019. Artículo: El contacto con entornos naturales durante la infancia podría beneficiar la salud mental en la edad adulta. ISGlobal. El contacto con entornos naturales durante la infancia podría beneficiar la salud mental en la edad adulta – Noticia – ISGLOBAL
Hartig, T., Mitchell, R., de Vries, S., & Frumkin, H. (2014). Nature and health. Annual review of public health, 35, 207-228.
Kuo, M., Barnes, M., & Jordan, C. (2019). Do experiences with nature promote learning? Converging evidence of a cause-and-effect relationship. Frontiers in psychology, 10, 305.
Louv, R. (2005). Last Child in the Woods: Saving Our Children From Nature-Deficit Disorder. Algonquin Books.
Permitirnos el aquí y el ahora
Con el estilo de vida que vivimos muchas personas actualmente, nos puede resultar complejo conectar con el momento presente, no solo con los hechos o acontecimientos que nos están pasando, sino también con qué emociones nos despiertan y nos generan las diferentes situaciones que nos encontramos en el día a día.
Vivimos en un mundo muy competitivo, arriesgado, dinámico y donde todo cambia cada segundo. La realidad es efímera, las relaciones líquidas. Cada vez hay más tendencia a la inmediatez, dando mucha importancia a los éxitos y logros, pero no a la permanencia y cuidado de estos. Todo es rápido y fugaz, generando la sensación que el tiempo se nos escapa de las manos, hecho que nos puede llevar a un estado de activación constante, de alerta y a una alta exigencia y frustración hacia nosotras mismas. A la vez, nos encontramos ante un escaparate, donde todo es fotografiado o grabado y el momento presente se pierde.
¿Cómo aprender a disfrutar del aquí y el ahora?
Para disfrutar del presente, del aquí y el ahora, tenemos que mostrar agradecimiento por aquello que tenemos y lo que somos, en vez de anhelar y vivir pendientes de cosas que quizás no existen ni existirán nunca, y de recuerdos y experiencias pasadas.
Tenemos que dejar de mirar al pasado, pensando y culpabilizándonos de las oportunidades desaprovechadas, de los objetivos no conseguidos, recordando lo que hemos perdido y lo que no vivimos.
A la vez, no tenemos que ir al otro extremo y tenemos que evitar focalizarnos solo en el futuro para no depositar altas expectativas en él, con angustia y desazón por lo que vendrá y lo que tengo que hacer mañana. De este modo, podrás empezar a vivir el presente con actitud y de manera plena, consciente de todo lo que ocurre a tu alrededor, abierta a sentir lo que te pasa tal como es y aceptando lo que sientes en cada momento, sin reprimirte ni juzgarte, para poder afrontar el futuro con expectativas realistas y con resolución.
La importancia de encontrar tiempo de calidad para nosotras mismas
Ante esta realidad, el tiempo para una misma, el hecho de permitirnos conectar con el aquí y el ahora, es imprescindible y cada vez más necesario. Un tiempo de calidad, que no hace falta que sea un tiempo muy largo, o un tiempo definido y estructurado, sino un tiempo que nos permita disfrutar del presente y sentirnos conectadas.
Nos podemos encontrar que, con la cantidad de tareas que tenemos pendientes, nos cueste encontrar momentos de calma y conexión, pero hay que recordar que no importa tanto la cantidad, sino la calidad.
En este sentido, cuando hablamos de calidad, hablamos de poder encontrar un momento para desconectar la mente de las exigencias del día a día, las presiones y el peso que llevamos encima y que ralentiza nuestro paso. Dedicar tiempo a estar conmigo misma, a conocerme aceptarme y estimarme como soy. Detectar qué necesito, qué quiero y qué me gusta con una mirada abierta a sentir y a experimentar.
En definitiva, cultivar la atención plena en aquello que hacemos, cuidar nuestra autoestima e invertir el tiempo de manera inteligente, porque este tiempo que dedicamos a estar con un mismo, tiene un valor incalculable y sanador: es un tiempo de respiro, un té o café en el sofá, una lectura al sol, un paseo, un baño, saborear nuestro plato de comida preferido, una conversación con un ser querido … Un momento de parar, de calma, de conectar con el momento presente sin pensar en nada más que en disfrutarlo y sin sentir culpa de tenerlo.
Dejar por un momento el control, lo que no he hecho y lo que me queda por hacer. Apreciar lo que nos parece que es no hacer nada, que en realidad es hacer mucho, ya que significa parar, mirarnos, escucharnos, cuidarnos y permitirnos un espacio propio. Donde nos podamos dar valor, reconocernos, empoderarnos y también donde podamos ser conscientes de cómo estamos:
- Qué me hace estar bien y qué no
- Qué es real y qué no lo es
- Aceptar la realidad y ver qué hay de mí
- Qué puedo hacer yo para cambiar lo que no me gusta de esta y qué no es modificable
Con estas reflexiones podremos pasar a un estado de aceptación y rehuir de la lucha que solo nos genera desgaste y malestar, porque realmente la máxima del propio bienestar recae en un mismo.
Estar aquí y ahora, ser conscientes de nuestras necesidades actuales, de nuestras emociones o los sentimientos que fluyen por nuestro cuerpo, tienen un efecto muy positivo en muchas áreas de funcionamiento de nuestro organismo y de nuestra mente, así como en la actividad humana en general.
Tomar conciencia es el primer paso para hacerlo. Aquí y ahora.
Un artículo de:
Lídia Borrell.
Terapeuta familiar y educadora social. Técnica del Programa Komtü.
Claves del trabajo en equipo
Hace unos días, mientras conducía escuchando un podcast – este formato que está revolucionando la comunicación en los últimos años – se explicaba de dónde provienen los apellidos y por qué surgieron (nunca me había hecho esta pregunta, ¡pero no siempre hemos tenido apellidos!)
Muy resumidamente, antes de que nos pusieran los apellidos de nuestras madres y padres al nacer, evidentemente ya existían lazos familiares que nos unían. Abuelos, padres e hijos/se convivían en unidades familiares, bajo el mismo techo, pero hacía falta una identidad por practicidad, para ser parte del grupo, identificarse con este y, así, poder heredar las tierras y propiedades en caso de que la familia las dispusiera (evitando que viniera un extraño y nos suplantara).
Hoy en día, continúa siendo muy importante formar parte de un grupo, tener una identidad compartida y, en definitiva, pertenecer a algún sistema más grande que al de un mismo.
Pero, ¿y qué pasa en otras esferas en que no hay un apellido que nos identifica entre nosotros? ¿Cómo se forma parte de un grupo? ¿Qué es aquello que nos une entre nosotros y nos permite trabajar mejor?
El sentimiento de pertenencia a un grupo
Si tenemos en cuenta el mundo animal, podemos observar en los mamíferos la importancia de aquello que denominamos manada o «mandada». Un nuevo mamífero, sin la protección de sus iguales, posiblemente no sobreviviría muchos días.
En los humanos, que nos pasaría exactamente lo mismo, hemos ido un paso más allá con la gran capacidad de pensamiento y conciencia que disponemos y, hoy en día, conocemos la importancia del sentimiento de pertenencia a un grupo – entendiendo como grupo en el sentido amplio, ya sea la familia, los compañeros al trabajo, los iguales en la escuela o los amigos del equipo de fútbol, para poner solo unos ejemplos.
Además de pertenecer, nos tenemos que sentir parte, ser reconocidos y aceptados en aquellos grupos y colectivos donde estamos incluidos. Podemos afirmar, pues, que no solo tenemos que formar parte de un grupo, sistema o equipo, sino que será muy importante funcionar y sentirse parte de este.
¿Cómo funcionan los equipos de trabajo?
Si nos centramos en el funcionamiento de los equipos de trabajo, contamos con algunas evidencias que se han demostrado imprescindibles para un buen clima en estos. Vamos a ver algunas claves:
1. Estructura
Como en la familia, donde los padres tienen que hacer de padres y cuidar de los hijos, y no a la inversa y donde cada cual ocupa un rol y tiene una función determinada, en los equipos de trabajo es importante también poder contar con una estructura clara y definida. Por ejemplo, el jefe tiene que hacer de jefe y asumir el liderazgo, apoyando al resto del equipo. Sabemos que, cuando un lugar no es ocupado por la persona a la que le corresponde, otro del grupo puede asumirlo haciendo tambalear su estructura y funcionamiento.
2. Seguridad
Es imprescindible sentirla en los equipos de los que formamos parte. Como ya hemos apuntado anteriormente, los humanos tenemos la grande y compleja capacidad de ser conscientes y ponerle nombre a cómo nos sentimos y cómo se pueden sentir los otros. Saber que podemos expresar lo que necesitamos, cómo nos sentimos o cómo nos gustaría funcionar, sin miedo a ser descalificados, es un elemento básico en el buen funcionamiento de los equipos.
3. Confianza
Unas relaciones entre los miembros de los equipos basadas en una confianza mutua y una comunicación respetuosa, sabiendo que aquello que pueda expresar será recibido desde la creencia que queremos lo mejor para el equipo, y no solo para un mismo, determina que las relaciones que se creen nos generen tranquilidad, bienestar y sintonía.
4. Reconocimiento
Como ya hemos apuntado, la condición de trabajar dentro de un equipo determinado no comporta directamente tener un reconocimiento. Entendemos por ser reconocidos el hecho de valorar lo que aporta cada persona al equipo, desde la más nueva hasta la más antigua, desde la más experimentada hasta la más novel. Todo el mundo dispone de alguna habilidad que suma y aporta al equipo, y poder verbalizarlas y comunicarlas al resto nos genera un sentimiento de equipo.
5. Identidad
Hemos empezado hablando de este aspecto a través de los apellidos, que nos dan una identidad familiar, entre otros aspectos, pero en los equipos de trabajo también es importante disponer de una identidad compartida. Los equipos tenemos un objetivo común y caminando juntos nos será más fácil lograrlo.
Para finalizar, me gustaría compartir dos frases que resumen la importancia del trabajo en equipo y que forman parte de la mirada que tengo hacia los equipos. Seguro que conocéis a Michael Jordan, mítico jugador de baloncesto de la NBA, que destacaba por su gran talento en este deporte. Durante una entrevista afirmó que «el talento gana partidos, pero el equipo gana campeonatos», remarcando la suma de todos los jugadores del equipo para el logro de los éxitos deportivos conseguidos. Y es que estamos convencidos del hecho que «trabajar en equipo divide el trabajo y multiplica los resultados».
Referencias
Podcast: ‘No te lo habías preguntado: Cómo empezamos a tener apellidos?’, de Judith Tiral.
Un artículo de:
Joan Ronzano.
Psicólogo y educador social. Técnico del Programa Komtü.