Es fundamental colaborar conjuntamente para crear un modelo que promueva el bienestar emocional y prevenga problemas de salud mental en nuestra sociedad, poniendo a las personas en el centro y brindando apoyo a los profesionales que las atienden.
Las escuelas son un lugar adecuado para fomentar la educación emocional, sin pretender que sea de intervención clínica y/o terapéutico. Es importante promover la resiliencia en niños, adolescentes y adultos para que puedan manejar mejor las dificultades de la vida. Además, es necesario complementar los programas educativos con iniciativas que fomenten estilos de vida saludables y contar con planes de derivación a recursos sanitarios para aquellos que necesiten atención clínica. Asimismo, es importante impulsar entornos de apoyo para los jóvenes, como programas de mentoría y espacios seguros organizados por entidades comunitarias.
Y ya existen programas educativos exitosos y con evidencia empírica que pueden ser implementados en las escuelas, como «Zones of Regulation», «Positive Action», «The Incredible Years», «Mindfulness in Schools» y «Youth Mental Health First Aid». Estos programas integrales y específicos de educación en salud mental en las escuelas promueven el bienestar emocional de los niños, niñas, adolescentes y jóvenes, y deben complementarse con iniciativas que fomenten estilos de vida saludables. Y volvemos a incidir en que las escuelas y los institutos son espacios educativos para el aprendizaje y la promoción de las competencias para la resiliencia y no para la intervención terapéutica.
Para ayudar a los jóvenes a lidiar con sus problemas emocionales, es importante que los institutos y centros de juventud proporcionen un ambiente seguro y positivo donde puedan hablar sobre sus experiencias y sentirse conectados con otros jóvenes que puedan entender lo que están pasando. En el Reino Unido, «Teen Talk» ofrece grupos de apoyo tanto en línea como en persona para jóvenes que necesitan apoyo emocional. Este recurso ha demostrado tener éxito en la reducción de síntomas de depresión y ansiedad en comparación con aquellos jóvenes que no recibieron apoyo de «Teen Talk». Además, los servicios de orientación en línea y en persona, como «Kids Help Phone» en Canadá o la «Fundación Anar» en España, pueden proporcionar un recurso de apoyo para los jóvenes que necesitan hablar sobre sus problemas y obtener orientación y apoyo emocional.
Es fundamental que las ciudades, los barrios y las comunidades en general fomenten espacios seguros organizados por entidades comunitarias, escuelas, centros cívicos, deportivos y bibliotecas. En Australia, «Safe Spaces» o «Safe Haven Café» son ejemplos de ambientes seguros donde los jóvenes pueden conectarse y aprender habilidades para la resiliencia y la vida. Esta iniciativa ha demostrado mejorar la experiencia de atención y conexión con la comunidad local, y reducir las consultas en el servicio de urgencias de salud mental.
El programa «Big Brothers Big Sisters» en los Estados Unidos es un programa de mentoría que une a adolescentes con adultos que tienen intereses similares o experiencias compartidas. Este programa ha demostrado tener un efecto positivo en los jóvenes participantes, mejorando significativamente sus calificaciones escolares, relaciones con sus padres y compañeros, y autoestima en comparación con aquellos que no participaron en el programa. Esto demuestra que la relación de mentoría a largo plazo puede tener un impacto positivo duradero en la vida de los jóvenes en situaciones de riesgo.
Las iniciativas que abordan los factores de riesgo para los problemas de salud mental, como la violencia, el acoso escolar, el abuso de sustancias, el suicidio y la falta de apoyo familiar, son efectivas para proporcionar recursos a los adolescentes para hacer frente a estas adversidades. Ejemplos de estos programas son «Bullying Prevention Program», «ALERT Project», «Signs of Suicide», «YAM» y «Family Check-Up» en países anglosajones.
Esto ayudará a fortalecer la resiliencia y la capacidad de recuperación de los adolescentes, empoderándolos con la adquisición de habilidades efectivas de afrontamiento, una construcción adecuada de redes de apoyo y el fomento de la autoestima y la confianza en sí mismos.
Cuando surge un problema moderado o grave de salud mental, es importante que las familias, los niños y los adolescentes tengan acceso a servicios de salud mental asequibles, basados en la evidencia, con una respuesta temprana y no dilatada en el tiempo. Esto es clave para evitar el agravamiento y la cronificación de estas problemáticas y mejorar el pronóstico a largo plazo.
(Artículo ampliado: Abrazando la adolescencia – Fundación privada Nous Cims)
Un artículo de:
Pau Gomes.
Director Área Bienestar Emocional.