La importancia del vínculo en las relaciones docente-estudiante

La infancia es una etapa crucial para adquirir habilidades y conocimientos que les permitirán a los niños/as enfrentar retos y adversidades a lo largo de su vida. Muchas de estas habilidades se adquieren a través de las relaciones entre adultos y niños, y cómo estas interacciones influyen en el desarrollo académico, social y emocional de los niños.

En la educación, el vínculo entre el docente y estudiante juega un papel fundamental en el proceso de enseñanza-aprendizaje. Establecer relaciones positivas y cercanas ayuda a generar un ambiente propicio para el desarrollo académico, emocional y social de los estudiantes. En este artículo, exploraremos la importancia de este vínculo y cómo puede impactar de manera significativa en la educación.
Una relación de calidad entre maestros y alumnos tiene beneficios en el rendimiento académico, la motivación, el clima del aula, las conductas disruptivas, la autoestima de los alumnos, favorecer su desarrollo socioemocional, así como su bienestar y salud mental.

Son muchas las maneras de potenciar este tipo de relaciones efectivas y positivas en el entorno educativo, como son la escucha activa, la comunicación asertiva, la regulación emocional, establecer momentos de autocuidado o celebrar logros.

El vínculo entre el docente y el estudiante es esencial para un aprendizaje significativo y completo. Y ya existen programas de bienestar emocional que contribuyen a desarrollar propuestas de promoción de las relaciones positivas entre docentes y estudiantes.

Lee el artículo completo en: La importancia del vínculo: las relaciones docente – estudiante

Un artículo de:

Lara Pérez.

Técnica de investigación del Programa Komtü.


Actividades en la naturaleza

Ya estamos en primavera, a las puertas del verano!!! En esta época los días son más largos, hay muchos más ratos de sol que en invierno, la temperatura es muy agradable y con los hijos e hijas vamos más al parque, a espacios al aire libre… Porque se está bien y ellos y ellas también están más distraídas, jugando, moviéndose, compartiendo con los amigos y amigas.

Es taaaaan importante hacer actividades al aire libre por el cuerpo, por la mente… Y esto lo agradece la relación con los hijos e hijas, porque si se lo pasan bien, están más felices y con nosotros, los adultos, entonces, todo fluye mejor.

En este artículo, queremos potenciar la actividad al aire libre y el bienestar emocional que genera en las personas estar en contacto con la naturaleza. Hay mil actividades que hacer y hoy os queremos proponer algunas que ayuden a disfrutar del entorno en familia, sencillas y a la vez entretenidas, sin que requieran de un gran gasto económico.

  1. Collage floral

Cerca de casa seguro que hay una zona verde grande (un parque, una montaña…). La actividad sería ir toda la familia a este espacio y coger del suelo hojas, flores, hierbas, ramas…. lo que nos guste para poder construir después a casa, un collage floral. En un pequeño mural o corcho, podéis enganchar lo que habéis recogido y así tener un recuerdo de la salida a la naturaleza de aquel día, también le podéis poner un título al mural, del lugar que habéis ido a visitar toda la familia junta. 

También se puede coger el coche o transporte público e ir más lejos, a otras zonas de montaña para hacer esta actividad.

  1. El cometa familiar 

Construir un cometa entre todos y todas puede ser una actividad muy divertida de hacer en familia, por internet podéis encontrar muchos tutoriales por si no sabéis. 

La actividad empezaría construyendo el cometa en casa y después, buscar un lugar al aire libre para ir a hacerlo volar juntos. Podéis incluso poner un nombre al cometa, el nombre de la familia que más os guste y así volará muy lejos y verá el mundo desde el cielo.

  • Buenas noches de día

Ver una bonita puesta de sol con los niños os hará disfrutar a toda la familia de vivir un momento bonito juntos. A la vez los niños aprenderán a valorar aquellos instantes que pasamos juntos, a saber observar y fijarse en las cosas sencillas que nos ofrece el planeta, a disfrutar de los colores de la puesta de sol…. También podemos añadir otros aspectos en el momento como quizás dibujar lo que estamos viendo, fotografiarlo, llevar merienda/cenar y sentarnos a comer generando una conversación familiar, o un juego…

  • Qué fotografía más bonita

Concurso de fotografía entre los miembros de la familia de elementos de la naturaleza. Ir a un espacio de naturaleza, el que nos apetezca y que cada miembro de la familia fotografíe lo que más le guste del lugar donde hemos ido. Ahora, con el teléfono móvil, es muy fácil hacer esta dinámica con los hijos e hijas, no hace falta una gran cámara fotográfica. Y después, podemos imprimirlas y construir un collage fotográfico con ellas.

  • Ir a hacer un pícnic

Planificamos un pícnic conjuntamente donde todos los miembros de la familia hay de participar. Empezaremos haciendo el menú:

  • Todo el mundo tiene que decir su opinión para decidir que comeremos (podemos aprovechar para pensar en productos de temporada, y hacer una comida saludable)
  • Hacemos la lista de lo que necesitamos.
  • ¡Todos a la cocina! si hay alguna receta que se tenga que cocinar o preparar nos repartiremos las tareas y lo haremos todos juntos. Los ratos en la cocina compartidos son muy divertidos y un momento para aprender muchas cosas potenciando la autonomía de nuestros hijos e hijas.
  • Hacemos la lista entre todos de lo que hay que coger y preparamos conjuntamente el cesto, la mochila o la nevera.
  • ¿Y si preparamos el trayecto con ellos? ruta a seguir, transporte con el que iremos, tiempo de trayecto, que vean el mapa del lugar para ubicar la zona donde iremos…
  • A disfrutar de una divertida comida en familia en el entorno natural que hayamos elegido, parques, playa, montaña.

Estas son diferentes propuestas porque toda la familia pueda disfrutar de la naturaleza, del aire libre, haciendo actividades agradables y que nos permitan sentirnos mejor entre nosotros, a los adultos sacarnos el estrés del día a día y a los niños, disfrutar de espacios abiertos, imprescindible para el bienestar emocional. 

¡Ahora solo nos falta empezar a ponerlo en marcha!

Y para acabar, os compartimos unas aplicaciones y lugares webs que nos inspirarán y nos facilitarán bonitas observaciones en la naturaleza:

Aplicaciones:  

Natusfera 2.0: permite registrar, organizar y compartir observaciones de la naturaleza con la comunidad.

INaturalist: facilita la identificación de plantas y animales.

BirdNet: permite identificar más de 3.000 especies de pájaros.

PlantNet: permite identificar plantas simplemente fotografiándolas con el móvil.

Sitios web: 

Biologueando: desde biotrucos hasta recursos. Este sitio web es tan rico en información como entretenido.

Haz clic para descargar el documento «Actividades en la naturaleza»


Dar confianza o confiar ciegamente en nuestros hijos e hijas

Es una diferencia sutil, o no tanto…

¿Qué queremos decir con esto?

Queremos decir que tenemos que poder aceptar que nuestros hijos/as han podido hacer una travesura en la escuela o han podido tener una actitud incorrecta, por ejemplo, hablando mal a una vecina o pegando a un compañero suyo.

Defender ciegamente que mi hijo/a no lo ha podido hacer porque él “esto nunca lo haría o porque él/ella es buena persona” es hacer que pierda la oportunidad de entender las consecuencias de los propios actos y de madurar.

Son niños o adolescentes. Se les pueden acudir travesuras e incluso conductas irrespetuosas. ¿Siempre es el otro quien lo ha iniciado?, o ¿quién lo ha incitado? ¿Se han retroalimentado?, ¿lo han pensado conjuntamente?si pensamos que siempre es el otro, ponemos la responsabilidad fuera y no ayudamos a nuestro niño a hacer el proceso de pensar, reflexionar, empatizar, disculparse (cuando hace falta) y poder hacerse propuestas de mejora y de reparación. 

Si no reconocemos que lo han podido hacer, este proceso tan educativo, tan rico, que los ayuda a crecer, nos lo perdemos y hacemos que se lo pierdan!

La diferencia entre dar confianza y confiar ciegamente

Dar confianza a nuestros niños es imprescindible para su educación. Los hará crecer seguros y sentirse capaces. Tienen que sentir que creemos en ellos porque esto los motivará a continuar aprendiendo y a continuar desarrollando sus habilidades, potenciándolas, dando espacio a sus intereses y favoreciendo una buena autoestima.

Confiar ciegamente en el hecho de que ellos lo hacen todo bien, es apartarnos de nuestro rol de referentes y de nuestra función de acompañarlos en su proceso de crecimiento.

Los niños y adolescentes se equivocarán y en algún momento actuarán de manera no adecuada, porque se están conociendo, están probando, están sintiendo y experimentando y sus emociones aparecen con intensidad. En algún momento todo esto los puede llevar a actuar impulsivamente o en unos objetivos que no sean buenos desde nuestra perspectiva o incluso que no sean respetuosos con los derechos de los otros, a causa de estímulos nuevos que habrán aparecido y tenido influencia sobre ellos.

Ante esta situación podemos actuar de diferentes maneras:

1. Justificaremos sus acciones y no lo ayudaremos a crecer. 

Por ejemplo, si nos llama una maestra porque nuestra hija hace unos días que está molestando a un compañero, lo ha agredido, lo ha insultado. Nos cuesta creerlo.

Le decimos a la maestra que esto es muy extraño. Y nos preguntamos: ¿qué le debe de estar pasando a nuestro hijo que nunca se había comportado así? ¿Qué está pasando en clase? Y entonces hipotetizamos: esto es que alguien lo está presionando, esto es que la maestra no lo está mirando con buenos ojos… Y es justamente esto, poner la responsabilidad fuera, en los otros, lo que no ayudará a crecer a nuestros hijos.

Será importante averiguar que le está pasando y acogerlo. También será importante ponerle un límite y hacerle saber que esto que está haciendo no está bien, que está haciendo sufrir a un compañero. Se le tiene que ayudar a resolver el conflicto de la forma más adecuada, la escuela buscará la manera probablemente utilizando una técnica de resolución de conflictos en que se genere un proceso de empatía y de comprensión hacia la persona que ha sufrido y donde él también pueda expresar que lo ha empujado a hacerlo, pero donde pueda reparar de alguna manera el daño. La familia lo tenemos que acompañar a revisar su acción, siendo conscientes que para él es un proceso de crecimiento, de adquisición de responsabilidad, de adquisición de habilidades (como la empatía, la asertividad, el diálogo…)

Si el niño siente justificada su actitud por su familia (que lo hacemos con la buena intención de protegerlo), estamos abriendo la puerta a que actúe sin respetar los derechos de los otros, puesto que percibe que sus derechos están por encima de los otros. Sobreprotegiéndolo y justificando su acción lo empoderamos erróneamente.

2. Nos frustraremos o decepcionamos. Y cuando mostramos decepción a nuestros hijos/as los hacemos sentir que no son suficientes, que no son válidos. Si esto es un patrón que se repite, les genera sensación de fracaso, les puede afectar la capacidad de sobreponerse a la situación e ir modelando despacio una autoestima baja.

Como adulto referente tenemos que poder mostrar que nos hemos enfadado, que estamos preocupados, que estamos disgustados, pero tenemos que ayudar al niño a que pueda entender que estas emociones tienen que ver con el hecho que lo queremos, y por eso su acción nos ha afectado y nos ha dolido.

Pero si mostramos decepción, habitualmente generamos en el niño un sentimiento que no lo motiva a superarse, sino que al contrario lo hace sentir incapaz, y no válido: le hace perder los objetivos y la capacidad de conseguirlos.

Ante este tipo de situaciones, tenemos que dar espacio a las emociones que se nos puedan generar, validándolas y valorando qué tenemos que mostrar a nuestros hijos y qué es mejor que compartamos con un adulto, para que no dificulten el proceso de desarrollo socioemocional de los niños.

No dejemos pasar el momento de crisis, vivimos este momento como una parte de su proceso educativo, acompañamos al niño a que se responsabilice de sus actos. Esto lo ayudará a gestionar sus frustraciones, a adquirir responsabilidad, capacidad de reflexión y de empatía, es una oportunidad para arreciar nuestro vínculo y para favorecer su proceso de aprendizaje y crecimiento.

Un artículo de:

Mireia Planells

Educadora social, terapeuta familiar y técnica del Programa Komtü.